El delantero de la "T" disfruta del presente, pero mantiene los pies sobre la tierra. "Ser goleador depende de que el equipo funcione", sentenció.

El tipo es santiagueño. Y como tal, le gusta el folclore. Pero no sólo la chacarera, si no también otras danzas vernáculas como el escondido y la zamba. “Soy amigo de Claudio Acosta, un cantante joven de Santiago que siempre amenizaba las concentraciones cuando yo jugaba en Central Córdoba. Y escucho a Raly Barrionuevo y al Dúo Coplanacu”.

Quien habla así no es músico ni se gana la vida tocando la guitarra y el violín en algún escenario. Es futbolista, delantero y se dio el gusto en la noche del miércoles de marcarle dos goles a Vélez, el último campeón del fútbol argentino, ante 47 mil personas que desbordaron el estadio Mario Kempes.

Se trata de Sebastián Sáez, “el Sacha”, término que en santiagueño básico significa “casi”. Pero este santiagueño no tiene nada de “casi gol” y mucho menos de lento o de vago, esa fama que la tradición popular les endilga a los santiagueños. Es un trabajador del área y sus alrededores, corre como una perdiz, en Central Córdoba metió 52 goles y sumó otros siete en los amistosos que jugó la “T”.

“El Sacha” (26), todo un personaje, también tiene mucho de humildad santiagueña. Por eso, ayer, cuando charló con Mundo D, nos hizo un pedido: “No me den mucha manija, a ver si en el torneo pasan dos o tres partidos y no la meto. Después me van a querer matar”.

Lo cierto es que Sáez le había metido cuatro goles a Talleres en las dos últimas temporadas, pero con los siete que lleva ya se redimió.

¿Promete más? “Uno trabaja para eso y es lo que me propongo. Pero ser goleador depende de que el equipo funcione. Si anda bien, que Claudio (Riaño) y Ramiro hagan 15 goles cada uno”, comentó. A propósito de su coprovinciano Pereyra, quien le metió un centro “como con la mano” para su segundo gol ante Vélez, Sáez opinó y bromeó: “Es un jugadorazo. Mete unas pelotas de gol impresionantes. Y además es santiagueño”.

“Una experiencia única”. Sáez calificó como “una experiencia única” lo que vivió el miércoles pasado. “Lo de la hinchada de Talleres es increíble. Jugando para ‘el Ferro’ (por Central Córdoba) los enfrenté en el Chateau ante 25 mil personas. Pero meter 47 mil en un amistoso y en un día de semana, es de no creer. No quiero imaginarme que pasará si llegamos al final del torneo con chances de ascender. El estadio nos quedará chico”, pronosticó “el Sacha”.