Hinchas pertenecientes a la barra “la Fiel”, interrumpieron la práctica albiazul para hablar con los jugadores y el técnico. “No nos amenazaron ni nos apretaron”, dijo Walter Ribonetto.

La práctica de fútbol de Talleres venía “tranqui” el jueves por la tarde en la Boutique. El equipo titular que recibirá el domingo a las 20.10 a Brown de Puerto Madryn (por el nonagonal) estaba jugando bien y el DT albiazul, Gustavo Coleoni, observaba atentamente el picado frente a un combinado de jugadores de las inferiores y del plantel de la Liga Cordobesa.

Cuando se cumplieron 25 minutos de juego, “el Sapo” detuvo el ensayo para que los jugadores se refrescaran, circunstancia que aprovechó una decena de hinchas perteneciente al sector denominado “la Fiel”, que veía la práctica desde la platea cubierta, para bajar las escaleras e ingresar sorpresivamente y sin autorización al campo de juego por el portón contiguo al acrílico.

Sin policías a la vista, dos de los referentes de la barra se acercaron a Coleoni y al grupo de jugadores, aparentemente sin blandir un tono amenazante, e intentaron hablar con ellos. “Queremos charlar con los jugadores”, se escuchó de boca de uno de los hinchas, al tiempo que el encargado de custodiar la seguridad del entrenamiento ingresaba a la cancha para ver qué sucedía.

Coleoni y los jugadores aceptaron la propuesta, pero les dijeron que la charla sería después del entrenamiento, debido a que con su ingreso no permitían que la práctica prosiguiera. Y así sucedió. Los hinchas esperaron a los jugadores en un salón de la cantina del estadio y se reunieron durante unos 10 minutos, sin la presencia del DT. Y una vez concluido el cónclave, los barras se fueron rápidamente en los autos que llegaron al estadio.

Tras la charla, el capitán de la “T”, el defensor Walter Ribonetto, señaló: “Hablando se entiende la gente. Decidimos escucharlos, pero después de la práctica, como corresponde. No nos amenazaron ni nos apretaron. Vinieron a apoyarnos y dijeron que están con nosotros a muerte”.

A su turno, Coleoni comentó: “Los vagos vinieron a apoyarnos. Están un poco ansiosos porque más de media ciudad está pendiente de lo que pase el domingo. Les dije que los muchachos charlarían con ellos, pero tras la práctica. Los conozco a todos y me pidieron disculpas por haberse metido en la práctica”.