Favio Enrique Alvarez, llamado el “pichón” de Pastore, cuenta el día después de su aparición y consagración en la Primera de Talleres. “Fue lo mejor que me pasó en la vida”, dijo el pibe de 18 años.

¿Cómo es el día después de un joven de 18 años que ingresó faltando pocos minutos y le dio, en su debut, el triunfo a Talleres en un chivísimo partido ante Alumni? “Más tranquilo, más relajado. No me canso de mirar los noticieros, los diarios... estoy empezando a caer de todo lo que viví anoche (por el domingo)”, le dijo Favio Alvarez a LA MAÑANA.

Como todo chico en su primera vez, todo lo que le pasó es irrepetible: “Es lo mejor que me pasó en la vida”, comentó entre algunos sollozos de él y de parte de algún que otro familiar que lo acompañaba, mientras hablaba telefónicamente con este diario. “Mi familia tampoco lo puede creer porque esto era lo que buscaba desde que vine a probarme a este club”, dijo Alvarez, quien arribó a Talleres con 7 años de edad y aclaró: “Somos todos hinchas de Talleres, acá en mi casa no se permiten otros colores”.

Favio tiene siete hermanos pero en la casa paterna, donde actualmente vive, comparte los días con sus padres, uno de sus hermanos y una sobrina.

Como si lo estuviera viviendo en ese mismo instante contó con lujos de detalles lo que le sucedió al momento de debutar en la primera de Talleres: “Fue algo único. Estaba haciendo la entrada en calor junto a mis compañeros y cuando me llamó Coleoni se me vinieron muchas cosas a la cabeza. Jugar en esa cancha, con ese marco lo venía buscando pero fue raro porque ahí nomás hacemos el segundo y ‘Sapito’ me dijo que debía cuidar el resultado, por lo que iba a ingresar otro compañero. Pero Alumni empató y ahí sí entré”.

Y mejor, dice, no le pudo haber ido. “Salió todo redondo gracias a Dios. Busqué la pared con Claudio (Riaño), la pelota salió por donde venía entrando yo, cerré los ojos, le pegué fuerte y cuando los abrí pensé que toda esa gente se venía encima mío... fue increíble”.

Alvarez reconoce: “Me tocó a mí hacer el gol del triunfo, pero sin la ayuda de los compañeros hubiera sido imposible” y recordó la charla que tuvo con el entrenador el sábado en la concentración, “Le di las gracias al técnico por la tranquilidad, estuvimos hablando en la habitación de él como media hora, me dio muchos consejos, como un padre”.

El otro Pastore. Muchos en Talleres le ven futuro grande y no pocos ya lo catalogan como el “pichón” de Javier Pastore. “Juego de enganche como él”, reconoce Alvarez, quien sin embargo aclara: “Me falta mucho para parecerme en algo a Javier” y ahí nomás recordó: “En inferiores jugué con el hermano que ya no está en el club. Pero no quiero apurarme, me falta una enormidad que aprender porque recién empiezo”.