Estreno y gol de tiro libre. Zárate contó que ya sabía que Aguiar, arquero de Desamparados, era de hacer un paso hacia adentro. Su remate fue a un ángulo. Sería titular en Villa María.

El momento era turbio: Federico Crivelli era peloteado, Desamparados se venía, la cancha estaba pésima y había que resolver de primera. Encima había media hora para todo. Cristian “Tato” Zárate saltó a la cancha con las presiones de ser el salvador y de dejar en el recuerdo la semana más movida de su vida, que, entre otras cosas, había contemplado la salida de Unión, la llegada a la “T”, el ensayo del jueves, la firma, la habilitación y el interminable viaje a San Juan.

Estaba impreciso y eso no era un buena noticia. Ni para él, ni para nadie. Hasta que llegó el tiro libre y ahí se activó. “No fui compañero de Diego Aguiar, pero sabía que era de hacer un paso hacia el medio en los tiros libres. Lo había comentado con Agustín Díaz e Ignacio Anívole en la concentración. También nos lo había dicho el DT. Igual estaba decidido a pegarle ahí y salió a un ángulo, después de haber empezado algo impreciso”, recordó el enganche.

Y así fue, Aguiar hizo un paso al medio y eso fue suficiente para que no llegara a sacar la pelota del ángulo. “No es la primera vez que hago goles de tiro libre. Ya hice uno”, comentó el enganche nacido en Isla Verde hace 31 años, y que saliera de Renato Cesarini.

“El Tato”, convocado ayer por Mundo D a la sede integral de LA VOZ, también revivió la asistencia a Guillermo Cosaro autor del segundo tanto albiazul. “Me marcó el pase y se la jugué. Definió bárbaro”, apuntó el “10”, el día después de su debut.

Con el tanto ante Desamprados, Zárate llegó a los cinco goles en la temporada (cuatro convirtió con Unión).

–Entraste bien al Mundo Talleres...
–Estoy tranquilo. Tuve un debut soñado. Más no puedo pedir. Pero tomo las cosas con tranquilidad. Por ejemplo, las imágenes del partido, las vi una vez. Es suficiente.

–¿Te cambia la vida?
–Sí. Es otra cosa. Me despidieron con una conferencia de prensa en Unión de Sunchales y me recibieron con otra en Talleres. Fue gente a San Juan y siempre me alentó. Incluso antes de jugar. Eso te da confianza. “Ahora estoy viviendo lo que es el fútbol y este club”, le dije a Miguel Monay cuando ya había arrancado el juego. Tras el partido, me vinieron a felicitar todos mis compañeros, el cuerpo técnico, la gente de utilería. Eso me puso realmente contento. Fue el debut de los sueños.

–¿Ascenso o fracaso?
–Todos piensan en ascender. No hay quien no lo desee y lo ambicione. El ascenso, de cualquier manera. Talleres tiene que ascender. Pero esto es fútbol. Es una categoría en la que hay que renegar bastante. Pero a la larga, en el Argentino A se impone el que tiene jerarquía y el que juega mejor. Y Talleres cumple esos dos aspectos.

–¿Y el factor gol?
–Sí. Es otra cosa. Solamente falta Rezzónico, je. Ya somos 17 los que convertimos. Ah, también falta Crivelli. Pero él los evita. Fue monumental lo que hizo ante Desamparados.