Golazo del Tin. El volante la puso en el ángulo con un tiro libre de antología y la T se trajo tres puntos bárbaros de Mendoza. Volvió con todo, luego de 6 meses sin ser titular.

Son esas fotos mentales que la memoria saca para siempre. Imágenes imborrables de un momento tan dulce, tan feliz y tan movilizante que seguramente tendrán un destino inevitable en el baúl de los recuerdos. Que ingresarán por los ojos pero que, apenas en un ratito, recorrerán todo el cuerpo hasta incrustarse en el corazón. Y que formarán parte de ese cajoncito de experiencias que uno podrá abrir cuando quiera para alegrarse el día y para rememorar aquella tarde en la que hizo algo groso en un contexto groso.

Porque ningún jugador olvida esos goles de tiro libre que se clavan en el ángulo. Ni los profesionales, ni los que juegan en la UCFA, ni siquiera los que lo hacen con sus amigos en una canchita fútbol 5 o en el potrero. Porque la sensación de ver la bocha meterse ahí arriba, describiendo esa comba-parábola perfecta que hará estéril el esfuerzo de cualquier arquero, es única. Inolvidable. Y Agustín Díaz, el volante de Talleres, puede dar fe ello.

El Tin es uno de esos privilegiados que podrá contar una y mil veces esa historia en la que, gracias al arte de su pegada, se definió un partido chivo. Jodido. Complicado. Porque así fue el duelo que el Matador le ganó ayer 1-0 a Deportivo Maipú, en Mendoza, para mantenerse como líder en la Zona 2 del Torneo Argentino A y, de yapa, estirar la diferencia con el escolta Juventud Unida.

Iban 26 minutos del primer tiempo cuando el nacido en Villa Carlos Paz tomó la bocha con decisión, luego de una infracción sancionada sobre Lisandro Sacripanti.

El número 10 albiazul la acomodó suavemente en el curtido (e impresentable) piso de la cancha de Andes Talleres, más parecida a una de la Liga Cordobesa que a las de un torneo como el Argentino. Lo relojeó al arquero Martín Ríos, le entró a la redonda con su pie derecho y la clavó en el ángulo derecho del 1 convirtiendo un recontragolazo.

Luego vendría lo mejor: un festejo loco con abrazos y gritos de felicidad con sus compañeros en el banco de suplentes. Sí, justo ahí. En ese banco que tantas veces ocupó en este torneo (y en la segunda parte del anterior campeonato) y contra el que venía batallando para ganarse un lugar. Para tener su chance de demostrar.

Y vaya si la aprovechó el enlace con su labor en la tierra del sol y del buen vino.

Porque Agustín Díaz llevaba más de seis meses sin se titular. Su última vez viendo acción desde el inicio había sido el 5 de mayo de este año, en el encuentro que el Albiazul empató 0-0 con Desamparados de San Juan en el Chateau, por la última fecha del Pentagonal Final.

Y eso no es todo. El volante llevaba además un año y un mes sin mojar. Su último tanto lo había anotado el 18 de octubre del 2009, en el clásico en el que Talleres goleó 3-0 a Racing, también en el Kempes. Todo redondo entonces. Todo cerró perfecto para este chico que debutó en el club de barrio Jardín de la mano de Ricardo Gareca, pero que comenzó a tomar continuidad bajo la conducción de Roberto Saporiti, cuando la T comenzó su camino por el Argentino.

Adiós a la mufa. La alegría no le cabía en el cuerpo al Tin cuando el plantel abandonaba el vestuario. Y sus palabras lo demostraron a la hora de encarar los micrófonos. “El triunfo tiene un valor doble porque logramos sacarnos la mufa de visitante. Y la verdad que yo también me saqué la bronca con este gol. Estoy muy feliz, fue muy lindo haber convertido de nuevo y más aún porque ese gol sirvió para que ganemos”, manifestó el mediocampista que suma cinco goles en 39 partidos jugados con la casaca del Matador.

“Me sentí muy bien. Si bien hace mucho que no jugaba tantos minutos, anduve bien físicamente. Sabíamos que teníamos que meter y esforzarnos en cada pelota si queríamos ganarles”, cerró el talento enganche, quien fue reemplazado por Guille Cosaro promediando el segundo tiempo.

Fue, en definitiva, un día para quedarse a mirar como dice la canción “Mi gin tonic” de Andrés Calamaro. O, mejor dicho, un Díaz para quedarse a mirar. Para verlo reír como un loco a este pibe, por más que no haya sido para nada una jornada sospechosamente light (como también dice la letra) para el Matador. Porque en esa batalla futbolística que se libró en Mendoza y en la cual la T salió victoriosa, Díaz volvió a encontrarse con su fútbol.

Cantalo, nene. A los 26 minutos del primer tiempo, Díaz la mandó a guardar con un golazo tremendo de pelota parada. En Mendoza tuvo una tarde redondita el 10.

El futuro. Con Ramiro Pereyra lesionado, la titularidad es para el Tin. Aunque en el Fondo están buscando un enganche de chapa...

Medio año. Llevaba el Tin sin jugar de entrada. Su última vez había sido el 5 de mayo, en el empate 0-0 en el Chateau ante Desamparados de San Juan, por el torneo pasado.

Más de un año. Sumaba el volante sin convertir un gol para la T. Su última conquista la había celebrado el 18/10/2009, en el clásico que Talleres le ganó 3-0 a Racing en el Kempes.

Debutó con el Tigre. El 10 debutó de la mano de Gareca en la temporada 2007/08, pero empezó a tomar continuidad con Saportiti como DT, cuando la T descendió al Argentino.