El club albiazul cambió administrador, DT y plan de juego. Pero el objetivo sigue siendo el mismo: el ascenso. El Fondo de Inversión, Arzubialde y ocho refuerzos, respectivamente, salen a escena con esa mentalidad.

Gestión nueva, equipo nuevo. Así parece ser el lema, de acuerdo a la evolución del segundo ciclo de Héctor Arzubialde en Talleres. Tras aquella primera experiencia en 2005 –en la que cumplió con la emergencia de dejar al equipo en la B Nacional con seis partidos por delante–, un "Arzu" con mucho más rodaje volvió al club que lo vio nacer como jugador y, luego, como DT de inferiores.

Sus impulsores fueron el grueso del grupo de notables (Roggio-Srur-Bertinetti y Salum cogobernaron el club en 2005 con el fideicomiso), que ahora bajo la forma de Asociación Fondo de Inversión Talleres SA, decidieron confiar en el ex defensor como hace cinco años cuando confirmaron como DT al entonces ayudante de campo de la renunciante dupla Willington-Trignani.

En este caso, "Arzu" llegó para relevar a Andrés Rebottaro, quien había empezado con el armado del equipo y al que las circunstancias obligaron a renunciar (el Fondo acusó a un colaborador y al representante de "dificultar" la llegada de refuerzos).

Ahora bien si "Tito" dijo que no ascender es fracasar, su relevo tendrá presiones similares. Además, de los 700 mil pesos mensuales presupuestados para el club, 560 mil son para el área fútbol.

Lo cierto es que Arzubialde terminó de armar un equipo nuevo y cambió de táctica. De aquel equipo que se quedó en el pentagonal del Clausura pasado, quedaron Marín, Navarro, Martinelli y la dupla Aranda-Sacripanti. Sin el enganche pretendido (Mesera no llegó y a Pereyra le falta un mes), el DT rodeó a esos jugadores con el líder Ribonetto, Gianunzio para recuperar y Pieters para jugar y llegar. Talleres mantuvo su poder de gol, pero le costó jugar. La esperanza es que haya equilibrio. ¿Será?