Willington, Valencia y Zelaya entre otros ex jugadores de Talleres, presentaron un escrito pidiéndole al juez que tome cartas en el asunto lo antes posible. Si es así, Ateliers desistiría del recurso extraordinario.

“No le mientan más a la gente, Talleres va a desaparecer.”, sin anestesia, Daniel Willington, el más grande ídolo y referente albiazul, se lo dijo a Cadena 3 a pocos días de que el ex juez de la quiebra, Carlos Tale, decidiera desvincular a Ateliers del club.

Las palabras de “El Daniel”, como lo inmortalizó su hincha desde la noche de aquel 24 de agosto de 1974, cuando un misil salido de su empeine derecho fulminó al bueno de Hugo Tocalli, en la cancha de Belgrano, abriendo las puertas para un futuro de grandeza, del que aún hoy vive Talleres, en medio de la más absoluta miseria deportiva, pide por el club de sus amores.

Nadie en esa geografía de trapos azules y blancos, posee tanta distinción, reconocimiento y afecto. Se trata del más grande de todas las épocas. De la nave insignia de la institución de barrio Jardín. Entre sus cualidades de fineza futbolística y el amor por la camiseta, se unieron Willington y Talleres para no divorciarse jamás.

El vio mejor que nadie, porque mejor que nadie conoce palmo a palmo al club de sus amores, que sin una inversión seria el barco se hundiría irremediablemente. Fiel a su estilo frontal y sin pelos en la lengua, se lo dijo a la Justicia y a los allegados que desde adentro del club, creyeron que con unos pocos aportes milagreros, se podía levantar el pasivo y darle viabilidad a la institución.

Quedó en claro en el poco tiempo que la Justicia puso debajo del brazo del juez Saúl Silvestre, el juicio, la solución se diluyó en discursos inconsistentes y vacuos. Encima en la conducción del poder judicial sienten con preocupación que la creciente ribereña amenaza con inundar el Poder Judicial de sospechas e ineficiencia. Por caso debe las explicaciones de un juez y los funcionarios de la quiebra, que viaja invitado por la partes. Un despropósito.

Ayer “El Daniel” volvió por Talleres, otra vez. Como cuando le pidieron calzarse el buzo de técnico y lo dejó en primera, después de una memorable final contra Instituto. Esta vez José Daniel Valencia, Miguel Angel Oviedo, José Zelaya, Héctor Rodolfo Baley y Humberto Rafael Bravo lo acompañaron en el pedido a Silvestre, para que llame a licitación pública, antes que la premonición de Willington, se cumpla al pie de la letra y Talleres termine desapareciendo.

En un escrito que dejaron en el Tribunal, los ídolos albiazules realizaron un pormenorizado análisis de la difícil situación por la que atraviesa, sin avistarse una solución en el corto plazo.

Los ex jugadores y técnicos, parecen haber puesto el dedo en la llaga. En el Tribunal Superior de Justicia las opiniones son ambivalentes con respecto a la solución que amerita el problema de Talleres. Los jueces que conducen al Poder Judicial saben, mejor que nadie que se trata de una bomba que inexorablemente explotará en sus despachos. Unos creen obstinadamente que deben continuar con la quiebra hasta que aparezca un “mesías”. Otros, creen en una licitación.

El pedido contiene más que una enorme cuota de sentido común. Hasta advierten al juez que luego del campeonato que hoy disputa en la tercera división, deberá pasar dos meses inactivo antes de volver a generar recursos para hacer frente a gastos que solamente podría cubrir sin tropiezos la firma (cualquiera que ella sea), que resulte vencedora de la licitación.

Mucho menos entienden en los pasillos de la AFA, donde el tema Talleres se discute recurrentemente, la tozudez de permanecer con la causa bajo la vigilancia judicial sin tomar ninguna decisión. “En Córdoba los que manejan la quiebra de Talleres, esperan una fatalidad, sin atinar a hacer nada”, le dijo en privado el mandamás del fútbol argentino, Julio Grondona, a un reconocido periodista deportivo cordobés. Grondona conoce al dedillo la situación y sabe que no habrá solución sin licitación.

Ateliers, la empresa de Carlos Ahumada, el último escollo para llamar a licitación, allanó el camino. Se comprometió a desistir del recurso extraordinario que presentó ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el caso de que Silvestre llame a una licitación pública para gerenciar al club. El juez no tiene más excusas, porque ya no tiene más impedimentos.

Todos advierten que mañana puede ser tarde, entre ellos los notables jugadores y por eso pusieron el prestigio, estampando la firma.