El 28 de diciembre de 2004 el juez Carlos Tale decretó la quiebra de la T. De allí a hoy el club fue en picada. No se pagó la deuda y, deportivamente, tocó fondo.

Cada día del inocente sigue sonando a broma pesada. Ojalá lo fuera, piensan los hinchas. Pero Talleres raspa la olla de su desgracia, allí donde los sabores resecos de su vida no encuentran un rocío que ablande la dureza de una pena que no se corta ni con la más filosa de las guillotinas.

Desde aquel 28 de diciembre de 2004 a hoy, cinco años después, la miseria económica y deportiva se ha profundizado. De los casi 30 millones de pesos de deuda, no se pagó más del 10 por ciento. Y, en materia deportiva, el histórico retroceso anuncia que Talleres, el equipo sensación de otras épocas, uno de los clubes más grandes de Córdoba, es de tercera. Está hoy en el Argentino A, donde incluso no logró ser protagonista. El juzgado de 1ª Instancia y 13ª Nominación, a cargo de Carlos Tale aplicó la Ley de Salvataje de entidades deportivas, tras la imposibilidad de hacer frente a los gastos mínimos. Además, Talleres arrastraba de varios años atrás un concurso preventivo. Carlos Dossetti caía de su reino imaginario de un Talleres champán. Se creó un Fideicomiso que administraría al club. Jorge Nasser, José Preve y Mario Sarrá lo conformaron. Hoy ya no está ninguno de ellos. Ayudó un grupo de directivos (los Notables), pero después se apartaron. Llegó Carlos Granero. Levantó su persiana con apenas 12 mil pesos. Se conformó Ateliers SA con aportes, poco comprobados (aunque se anunció a mediados de 2007 que se abrían), del club Saint Etienne de Francia. Luego, ellos se abrieron. Desde 2005, Granero condujo sin éxito a Talleres. Una sola chance tuvo de ascenso a Primera, pero luego terminó conformando un plantel que hizo la peor campaña de la historia. Junto a otra media temporada desastrosa el año pasado, Talleres dejó la B Nacional. Justamente, jaqueado por la falta de dinero, Granero vendió la SA. Carlos Ahumada apareció en escena y le puso dos millones de pesos. Negocio redondo para Granero; expectativa para un nuevo Talleres.

Gerenciamiento, parte II. Un polémico empresario cordobés-mejicano, con historias de corrupción y de escándalos políticos, aterrizó a Talleres. La gestión de Ahumada se caracterizó por una frase: “Hechos, no palabras”. Aunque a la luz de esos hechos, han sido sólo palabras que hoy se las ha llevado el viento.

Muy fallida fue esta última etapa de gerenciamiento que arrancó en febrero de 2008, con un desembarco de groseros errores deportivos, que conformaron una última campaña muy floja y, sumada a la de 2006/2007, el promedio fue cruel. De la mano de Ahumada, Talleres terminó de chocar su propio Titanic y hundirse a estos días.

Otro año explosivo. La eclosión tuvo en este 2009 más capítulos polémicos. Ahumada fue desapoderado el 8 de setiembre por decisión de la Justicia a la que apeló hasta los más altos estrados. Días pasados, el Tribunal Superior, confirmó aquella decisión. Mientras, Carlos Tale había sido ya apartado de la causa Talleres por errores técnicos insalvables (como un viaje que le pagó Andrés Fassi a México y el que realizó sin aviso). Ahora, con la ayuda de la Fundación Azul y Blanco, el Fideicomiso (Daniel Ruffener y Gustavo Eluani) busca una salida para que algún día el nuevo magistrado, Saúl Silvestre, levante esta quiebra que avergüenza no sólo al pueblo albiazul sino al fútbol de Córdoba.