-¿De quién es hincha?
-De joven, de Independiente. Después lo fui perdiendo con la profesión.

-Debutó ahí como jugador.
-Sí, a los 18 años, en 1957.

-¿Y con quién jugaba?
-Menos con Grillo, con Micheli, Cecconato, Bonelli, Cruz, Víctor Rodríguez, Varacka...

-¿Con Lacasia?
-No, Lacasia fue antes.

-¿Era titular?
-No. En ese entonces, había cuatro o cinco jugadores por puesto.

-¿Quiénes en el suyo?
-Bonelli, Walter Jiménez, Manuel Blanco, jugadores de una inmensa categoría.

-Era "centre forward"...
-Sí, un tronco al lado de esos monstruos.

-¿Quién era su técnico?
-Me hizo debutar Adolfo Pedernera. Cuando catalogo a los técnicos digo: Adolfo, el hombre. Veía cosas que los otros no veían.

-Usted siguió su camino...
-Sí, trato. Por lo menos respeto muchos los códigos.

-También se enoja fácil, ¿no?
-No, no..., bah, a veces, por una cuestión de carácter.

-¿Qué hace un director técnico?
-!Uf! Abarca muchas cosas. Hay que interiorizarse, aprender y manejarse, sin ser psicólogo, con mucha psicología, la de la calle y la de los libros, saber llegarle al jugador, no mentirle.

-¿Tiene problemas con los jugadores?
-Con los que no juegan, a veces; con aquellos que creen que se está cometiendo una injusticia.

-Usted tuvo un plantel extraordinario.
-Sí, el de Talleres de 1977, ´78 y ´79. Me tocó la fortuna, la varita mágica.

-¿Tuvo otra vez un plantel así?
-El de Argentinos Juniors de 1984, ´85 y ´86, que ganó todo menos la Intercontinental. La perdió por penales con la Juventus.

-¿Cuál fue el mejor jugador de Talleres que dirigió?
-Es difícil, en cada puesto había jugadores extraordinarios.

-¿Ludueña o Valencia?
-Los dos. Jugadores de una gran creatividad e imaginación.

-¿La defensa?
-Había dos que parecían tener porcelana en los pies: Galván y Oviedo.

-¿Y Willington?
-A Willington también lo dirigí. Tuve que decirle que toda carrera tiene un fin. Fue muy difícil porque él quería seguir.

-¿Qué pasó?
-Se fue a Vélez, pero le dije a Nuccetelli que nos aseguráramos, no fuera cosa que viniera a otro equipo de Córdoba.

-Estuvo poco tiempo en Vélez.
-Sí, a los pocos meses regresó y se integró al cuerpo técnico con nosotros. Tengo muy buena relación.

-Disfrutaba al dirigirlos...
-Una vez alguien me preguntó: Pero éstos, ¿cuándo juegan mal? Nunca, le contesté, porque no saben jugar mal.

-Pero perdieron algunos partidos clave.
-Perder sí, pero jugar mal, nunca.

-Aquella final del Nacional 77, por ejemplo.
-Ah, esa derrota fue terrible. Por ella, lo dije en su momento, y creo que salió en La Voz del Interior , a Talleres se le atrasó la historia 50 ó 100 años. Lamentablemente, no me equivoqué.

-Lo dice porque hoy está en el Argentino A.
-Sí, todavía no lo puedo creer.

-Pero en cualquier momento sale la nota del récord de Talleres en recaudaciones...
-Lo digo hoy: si Talleres sigue bien, pelea el campeonato y llega a los partidos finales en el Argentino, va a llenar el Chateau.

-El público no juega...
-Pero el pueblo tallarín es de lo más grande que le ha quedado. Talleres puede reinventarse desde la gente.

-¿Fue difícil trabajar en tiempos de la dictadura?
-Nosotros nunca tuvimos contacto con los militares.

-Pero se dicen cosas...
-Ahora se habla mucho y, de todos los que hablan, hay algunos a los que no vi en ninguna pelea difícil.

-Otros la pelearon...
-Hay otros que sí, la pasaron muy mal y los respeto. Una cosa es que hable Ángel Cappa, que se tuvo que ir fugado de Bahía Blanca, y otra cosa es que hable otro.

-Menéndez iba a los vestuarios de Talleres...
-La dictadura nos destrozó. Los militares se arrimaban, sí, a lo mejor buscando esa popularidad que da el fútbol.

-¿Cómo lo ve hoy al país?
-Mal, mal, es un país con unos dirigentes no serios.

-¿Y qué salida vislumbra?
-Tenemos que involucrarnos como sociedad, usted, yo, todos. Hacerle sentir al gobierno de turno que no tiene mando, que el mando se lo damos nosotros. Y si tenemos que hacer una revolución civil, democrática, la hagamos.

-¿Usted es radical o peronista?
-Soy radical, soy afiliado al Partido Radical. Y mi modelo es Arturo Illia.

-¿Por qué?
-No me importa el color. No quiero presidentes que entran con un millón de pesos y se van con 200 millones. No quiero sindicalistas cada vez más ricos y sindicatos cada vez más pobres.

-¿Cómo hace, a los 70 años?
-Me entreno todos los días, me cuido, me alimento bien, me cuidan mi familia y mis amigos.

-¿Y qué le atrae de Córdoba?
-Tengo un sentimiento especial por Córdoba. Acá termino mi carrera. Cuando me vaya de Talleres, se acabó.

-¿Qué hace cuando no dirige?
-Voy mucho al cine. Y leo. Terminé el secundario de noche, a las trompadas.

-¿Qué libro lo marcó?
- La trampa , del economista inglés Golden Smith. Hace 25 años decía que la globalización era una trampa y que íbamos a terminar viviendo en un gueto.