Talleres tuvo dos ayudas para ganar: el viento, en su primer gol, y el penal errado por Herrera, al final.

El fútbol es tan imprevisible que permite partidos inauditos como el de ayer entre Alumni y Talleres, en el Chateau Carreras, que se definió a favor del equipo visitante por 2 a 1, a raíz de dos jugadas inesperadas.

Una sucedió a los 26 minutos del primer tiempo y se emparentó con el infortunio para Alumni. Nadie podía imaginar que aquel centro de Agustín Díaz se le podía colar en el palo derecho al arquero Ronco, por la acción de ese viento traicionero que hacía más fría la tarde de lo que marcaba el termómetro.

Como tampoco se podía esperar que en desventaja 2 a 1, Carlos Herrera, a los 43 minutos del complemento, cuando el partido se moría, terminara tirando arriba del travesaño el penal con el que el Fortinero pudo haber conseguido un empate para el bronce, en su primer partido oficial como anfitrión en el Estadio Córdoba.

Son las sorpresas que hacen del fútbol un deporte tan apasionante y en el que nada parece definitivamente escrito.

Tanto como ver al DT de Alumni, Rubén Agüero, un aguerrido defensor en sus tiempos de jugador, ubicar a tres delanteros y sostenerlos todo el juego.

Tan sorpresivo como cuando después de que Moreira Aldana marcara de cabeza, a los 24 del segundo tiempo, el segundo albiazul, Alumni descontara a los 33m, a través de Strada. Y después, de puro pecho, se pusiera a un penal del empate, que Herrera desvió, convirtiendo la que pudo ser su tarde de gloria en una de desazón.

Ayer, esas sorpresas beneficiaron a Talleres, que parece, después de mucho tiempo, guiado por la buena estrella. Su hinchada está más que agradecida.

En pocas palabras

Reacción y suspenso. Talleres creía tener el partido cerrado, pero Alumni pudo haber empatado con el penal que desvió Herrera. Inclusive, en el minuto final, Giordano impidió un autogol de Emanuel Céliz.

Las figuras

Miguel Monay (7). El volante central albiazul mejoró mucho en el segundo tiempo. Recuperó y administró con criterio y claridad.

Matías Bolatti (7). La pidió siempre y, con Yocca, complicó a Galíndez.

El árbitro

Raúl Lemos (bien). No se equivocó al amonestar a varios jugadores al principio del partido. Los protagonistas advirtieron que tendría autoridad y se cuidaron de no seguir entorpeciendo el juego.

Cuestión técnica

Rubén Agüero. Sorprendió ubicando a tres delanteros, pero a su equipo le faltó profundidad.

Roberto Saporiti. Sostuvo a rajatabla el sistema 4-3-1-2 que le viene dando buenos resultados.