El jugador quiere revancha, tras el arranque fallido de la T. Y espera que la gente se vaya feliz del Chateau.

Es un gringo piola según dicen algunos de sus compañeros. Llegó en silencio y fue titular de movida. Es que para el entrenador no hay otro cinco, de esos que juegan de cinco. Y Miguel Monay hace escuela en eso de querer estar siempre en el centro de la escena como un estandarte, buscando cuidar la pelota y tratarla bien. Sabe que a veces las intenciones se rinden ante la evidencia de la garra, de poner.

Pero aún, Monay insiste en eso de jugar. “No tenemos que renunciar a nuestro juego. Y cuando no tengamos la pelota reagruparnos, buscar los espacios”, le dijo a Día a Día en la previa de la T frente a un Racing que llega un poquito mejor entonado. Por eso, el flaco advierte con el mal que aqueja al equipo: las pelotas paradas. Es uno de los temas fundamentales que le quita el sueño al cuerpo técnico de Talleres y que incomoda a todos: “Tenemos que estar atentos a las pelotas paradas para que no nos sorprendan más”.

–¿Tomaste conciencia de lo que es el hincha de Talleres?
–Sí porque además nos va a exigir mucho más que lo que nos exigió el domingo pasado y por eso tenemos que dar lo mejor de nosotros para poder revertir el estado de ánimo del hincha, que nos acompañó en gran número y lo hará otra vez.

–¿Cómo te gusta jugar en el medio?
–Como un cinco clásico que me permite ser el pivot del medio, tratar de hacer jugar al equipo, de manejar la pelota y de manejar los tiempos. A lo mejor me cuesta un poco cuando tengo más obligación de marca, pero muchas veces se requiere de eso. Si es doble cinco, prefiero no estar tan retenido. Pero bueno, estamos buscando el equipo.

–En cuanto a referencias personales...
–No hay manera, Fernando Redondo. El otro día lo vi jugando en el torneo de veteranos.Es un fenómeno, tranquilamente tendría que seguir jugando en cualquier equipo.

–¿Y a cuánto estás de hacer un taco en Old Trafford?
–Jaja, estoy lejos pero por ahora trataré de tirar algunos acá en Talleres y hacer las cosas para que podamos crecer. Sé que cuando no se puede hay que meterle sacrificio. Si tengo que meter, meto.