Salmerón se responsabilizó de la derrota ante los tucumanos por su expulsión, y admite que perjudicó a Talleres. “Acepto que digan que soy un pelotudo. Ya le pedí perdón a mis compañeros”, se descargó el goleador.

Se lo nota preocupado. Y mucho. Pero no se esconde, sino todo lo contrario, da la cara. Luis Salmerón, “el malo de la película” del domingo en la Boutique, según él mismo se cataloga, no deslinda responsabilidades y asumió su error. Habló con LA MAÑANA de su expulsión ante Atlético Tucumán, a los 28 minutos del primer tiempo, que resultó decisiva para la derrota de Talleres, reconociendo su falta. “No pude dormir anoche (por el domingo), fue una situación de mierda. Cagué la tarde del equipo. Acepto que digan que soy un pelotudo. Recién hablé con mis compañeros, les pedí perdón, no me siento culpable pero soy responsable directo de la derrota. Yo lo siento así. Fue un baldazo de agua fría que no esperaba”, contó el “Pupi”.

-¿Cómo fue la jugada?
-Estábamos jugando mejor, los teníamos controlados. Fue una desgracia. Yo abro los brazos, la pelota me pica antes, no tuve intenciones de pegarle a (Andrés) Bressán. El trata de anticiparme, yo quiero cubrirme pero con la mala suerte que lo golpeo. Sé que no me van a entender. Es mi forma de jugar, puedo ser torpe, pero nunca fui mala leche.

-¿Hablaste con Bressán?
-Por supuesto, le pedí perdón, estuve con él cuando lo cosieron y le dije que no quería pegarle. El estaba muy caliente, no me aceptó la disculpa pero sabe que estoy para lo que necesite. No puedo volver el tiempo atrás, hice una pelotudez, y no me gustó haber lastimado a un colega.

-El gerenciador te apoyó pese a tu expulsión...
-Sí, le estoy agradecido a Carlos (Ahumada). Fue una irresponsabilidad. No fue mi intención. Por mi posición, siempre peleo, en esta divisional se juega fuerte y el fútbol es un deporte de roce. Yo salgo todos los partidos golpeados, no fui a Comodoro por un patadón que recibí con Chacarita. Con esto no quiero salvarme, ojo, no tengo problemas en que me insulten, y sé que cagué la tarde, yo lo siento así.

-Y te perdés los dos partidos que restan...
-Sí, me duele mucho, me pasan muchas cosas por la cabeza. Si no me echaban, al partido no lo perdíamos. Lo ganábamos seguro. Hacía cuatro años que no me expulsaban, porque nunca fui mala leche. Espero que me den sólo una fecha. Sino, quien sabe si Dios nos ayuda y llegamos a la reválida.

-¿Qué le decís al hincha?
-Que trate de entender y que me perdone. Yo dejo la vida por esta camiseta. El fútbol siempre me dio revancha. Como ante Defensa y Justicia, me estaba peleando con la gente, me quedó una pelota en el área, metí el gol y ganamos. Me aplaudieron y nos fuimos todos contentos.