Le costó a Talleres acomodarse a los cambios con los que sorprendió suentrenador (Basualdo de lateral; Stang de volante central; Esquivelpor el carril derecho; y Quiroga tirado casi como un delantero porizquierda). Pero supo aguantar el embate inicial de Atlético deRafaela y ganó por 2 a 0.

De a poco, empezó a torcer una historia que se presagiaba comodesfavorable. A los 3 minutos, Valentín Brasca comenzó a losrevolcones, ante un tiro de Jonathan López. La Crema encontrabaalgunas grietas en la defensa albiazul.

En la segunda jugada clara del local, llegó la acción que pudo habercambiado el partido. Anticipo ofensivo de López a Báez y penal deEsquivel sobre Cravero. Iban 14 minutos, y si Juárez convertía elpenal, seguramente a Talleres le hubiera costado muchísimo replantearsu estrategia ante un tempranero resultado adverso. Pero Brascaconfirmó que estaba en su noche. Adivinó y atajó el remate de Juárez.

Después de ese sofocón inicial, la estrategia fue aguantar quitándoleespacios al adversario y tratar de acertar en algún contragolpe.Talleres cumplió con la premisa básica de mantener el arco invicto enla primera etapa, pero en su juego había mucho de confusión.

En el complemento, Rafaela salió con más determinación y otra vezcomplicó a Talleres. El palo, primero, y Brasca, después, lo salvaron.Pero a los 6 minutos, el albiazul encontró la llave del partido conuna de sus armas predilectas: la pelota parada. El tiro libre deZermattén, que se desvió en Cáceres, descolocó a Airaudo para poner el1 a 0. El gol desarmó al local y ordenó a Talleres. Así y todo, Brascaotras dos veces debió esmerarse para salvar a su equipo.

Con el local sin ideas y la "T" bien parado de contra, el 2 a 0 fuecuestión de minutos. A los 26, Salmerón, tras un córner de Wilchez(otra pelota parada), liquidó el partido en un final en el queTalleres terminó justificando su victoria.