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Héctor Cuevas pudo empardar las acciones en un par de llegadas pero no las tuvo consigo.

Talleres sigue sin ganar fuera de casa, de donde no sale auspicioso desde hace 16 meses. Tiro Federal fue más práctico y por eso se quedó con la victoria.

No hay caso. No puede. Sale de Córdoba y, valga el juego de palabras, nada le sale bien. Talleres cerró el 2007 con una nueva decepción, esta vez cayó 2-0 ante Tiro Federal de Rosario, y compromete de nuevo su situación en la B Nacional.

Talleres arrancó el primer tiempo dormido. Todas las pelotas divididas quedaban en favor del rival, que paulatinamente comenzó a llevar peligro al arco de Valentín Brasca. Había avisado Cristian Carnero a los 10 minutos, pero su remate pasó muy cerca del travesaño. Hasta ese entonces, el elenco de barrio Jardín no había dado signos de vida. Encima, el entrenador Rubén Insúa se vio obligado a reemplazar al lesionado Edgardo Galíndez a los 13´, por Pablo Azcurra, en un cambio que no se entendió demasiado, sobre todo por la posición que pasó a ocupar el ex Racing y Quilmes.

Sin insistir demasiado, los de barrio Ludueña se pusieron en ventaja. Fue a los 33´, cuando una pelota llovida le quedó a Carnero en el área, y después de trabar con Leandro Alvarez, la tocó despacio ante la salida del arquero, decretando la apertura del marcador. Tibio fue el festejo del ex Belgrano, que se quedó en el piso, sepultado por los abrazos de sus compañeros.

Y recién ahí fue cuando el albiazul empezó a reaccionar. Estuvo muy activo Julio Buffarini por el sector derecho, aunque el funcionamiento colectivo nunca se dio cuenta que el negocio es por las bandas. No supo leer el juego. Por eso, las acciones eran improlijas, abusando del pelotazo, pero así y todo casi consigue el empate. Héctor Cuevas tuvo dos oportunidades: una de cabeza, que Cárdenas desvió al córner, y otra tras una habilitación de Iván Borghello, aunque su remate se fue por arriba del parte superior del arco.

En el complemento se vio a un equipo albiazul más decidido a ser protagonista, empujado y herido en su orgullo, buscando generar peligro a la resistencia del local, que ya se había reagrupado en su campo. Lo tuvo Lucas Rimoldi con un remate que pegó en el palo y salió afuera, y una apilada de Borghello por izquierda, para luego echar un centro bajo que Buffarini no llegó por poco a conectar.

Insúa decidió arriesgar, puso en cancha un esquema muy ofensivo. Pasó a defender con tres defensores, y puso a Daniel Plana en cancha para formar un tridente en ataque. Pero no fue suficiente, porque a los 39´ Leandro Armani aprovechó un pase profundo, eludió a Brasca y selló la suerte del partido. Talleres volvió a perder, reconfirmó que ganar fuera de casa es su estigma, y el fantasma del descenso vuelve a revolotear otra vez por barrio Jardín.