Cómo se vivió el partido con River en la tribuna en un Kempes con unas 40 mil personas.

Noche de partido especial. Noche especial. Por Talleres, por un Talleres especial que se hace querer por los hinchas, que no tenían reproches para dar. Sólo agradecimiento. Sólo aliento. El resultado importaba pero no importaba para los más de 40 mil que estuvieron en el estadio Mario Kempes alentando al equipo que le pelea a River la Liga Profesional.

El tema del aforo había sido todo un tema. Y sí, no había la mitad del estadio. Había mucha más gente. Y, pese a eso, lo que se vio es que no hubo problemas en el ingreso. Incluso, el “tema” fue que las y los hinchas recordaron que todo es felicidad en este momento. Lo contaban en el Instagram Live de Mundo D.

“Yo estuve en el Argentino A, fui a todos lados. Estar aca ya es una felicidad, es lo lejor que nos puede pasar. Si salimos campeones, mejor. Si no, todo bien”. Palabras más, palabras menos, ese fue el discurso. Y esa también fue la actitud cuando River se puso en ventaja con uno menos.

El clima de orgullo se palpó en el momento del ingreso del equipo, cuando explotó el “para ser campeón, hoy hay que ganar”. Era un anhelo, claro. No una obligación. Talleres peleando en Primera es costumbre para los hinchas. Obvio que hubo enojos, insultos de bronca. Sobre todo en ese segundo tiempo en el que River sentenció todo.

En definitiva, esto es fútbol. Va y viene entre las alegrías y las frustraciones. Entre la locura y la pasión. Por eso no había drama. No lo tuvo Andrés Fassi, el presidente de la T, que estaba en el palco con Rodolfo D’Onofrio, el titular de River.

Los hinchas de Talleres no estaban satisfechos, pero estabn hechos. Pasara lo que pasara. Ya lo dice una bandera que se ve en el Kempes. Talleres es un amor inevitable. La hinchada siempre quiere más, sí, pero lo que más quiere es a Talleres. Como sea. Cuando sea. Donde sea. Es Talleres.