El bombazo de Menéndez, el atajadón de Herrera y la roja al arquero; la expulsión de “Jony” y esos minutos finales para el infarto antes de soltar la alegría por un triunfazo.

El fútbol se nutre de historias inesperadas cómo la que pasaron anoche en el Kempes. Talleres le terminó ganando a San Lorenzo 1 a 0 un partido importantísimo para el elenco conducido por Alexander Medina, tres puntos que necesitaba como el agua en el desierto, por ese mal arranque del reinicio de la Superliga, en el que sólo sumó un punto de nueve posibles y el equipo).

Y fue el inesperado protagonismo que asumió Nahuel Bustos al final del partido, después que expulsaran al arquero Guido Herrera, a los 42 minutos, del segundo tiempo y tuviera que asumir la responsabilidad de oficiar de arquero, para asegurar el triunfo. Y también la expulsión de un exjugador de la “T”, Juan Ramírez, quien se fue principios de la temporada a San Lorenzo después de tres años, el que impulsó en forma decisiva el triunfo albiazul.

La noche soñada que Nahuel esperaba por su retorno al equipo después de tres partidos de ausencia por su participación en el Preolímpico, se transformó en la noche inesperada. El goleador se tuvo que bancar ocho minutos en el arco y hasta se animó a tirarse a los pies de un rival para evitar el tanto del empate azulgrana. Tremendo, heroico, en un partido que terminó siendo increíble. Nadie podía imaginar que podía sucede algo así, pero el fútbol suele deparar estas circunstancias.

Y la otra cara fue la de Ramírez. Un futbolista querido en Talleres, quien a los 43 minutos vio cómo Ariel Penel le mostraba la roja, tras irle al piso y desestabilizarlo en una rápida corrida a Tenaglia. Le sacó la segunda amonestación, después de una primera que no mereció. Sí, “Juan fútbol”, el de los goles importantes en el Matador, el que Kudelka hizo explotar, el que cada vez que convertía Talleres ganaba y el autor del primer gol, inolvidable, de la “T”, en aquel triunfazo contra Sao Paulo, por la Libertadores. Sí. Juan Ramírez, cuando el primer tiempo se moría y Talleres merecía irse ganando al descanso, con su expulsión terminó siendo clave para el resultado.

Son las ironías del fútbol. No faltará quien diga, de uno y otro lado, que Ramírez se hizo expulsar para darle una mano a su exequipo, el que lo hizo entrar en la consideración de clubes importantes como San Lorenzo. Es incomprobable. Y quien conozca su conducta, bonhomía y dote de buena gente, no pensaría algo semejante.

Se hizo querer tanto en la “T” por su simpatía y se entregó tanto por la casaca albiazul que cuando se fue del campo recibió un encendido aplauso de todo el estadio. El veredicto de la gente fue contundente. Quizá con algo de ironía, seguramente, porque dejaba a San Lorenzo con uno menos. La gente lo aplaudió, pero él se fue de la cancha mal, con la mirada baja. Se debe haber sentido injustamente expulsado. Y probablemente sea, en las próximas horas, el centro de todas las suspicacias.

Pero lo cierto es que, casualidad o causalidad, “Jony” Menéndez, otro jugador con el que hizo buenas migas futbolísticas en el Albiazul, marcó el gol ni bien arrancó el segundo tiempo, a los 5 minutos, cuando al equipo de Monárriz le costaba acomodarse y volvía a sufrir los embates albiazules, como en el primer tiempo.

Y después, cuando el partido se terminaba, vino la a extraordinaria doble atajada de Herrera que lo impidió, su posterior expulsión y la entrada de Nahuel, que hizo el final del partido digno de cualquier película de suspenso. Nahuel y por Juan, Talleres y San Lorenzo protagonizaron un partido increíble.