La “T” manejó el encuentro durante 70 minutos, pero el empate de Palestino lo descolocó. Luego perdió el rumbo del partido.

La tranquilidad del inicio se transformó en impotencia y la paciencia le dio lugar a la inquietud. Ayer Talleres llegó a tener durante 70 minutos el control absoluto del partido en el estadio San Carlos de Apoquindo, pero no pudo sostenerlo –como le pasó en Córdoba–, perdió 2-1 con Palestino y no pudo acceder a la Fase de Grupos de la Copa Libertadores.

Había cumplido su cometido. Ponerse en ventaja. Lo hizo a los 20 minutos del comienzo cuando Dayro Moreno empujó la pelota a la red, tras una jugada armada por Tomás Pochettino y Andrés Cubas por la derecha. A partir de entonces, el elenco albiazul ganó aún más tranquilidad y confianza.

Pero además, Palestino esta vez no logró inquietarlo, como sí pasó en el Kempes cuando, estando 0-2 abajo, dominó el partido y lo terminó empatando. De local, los “árabes” casi no generaron nada de lo mostrado en la ida en esa primera parte del encuentro.

La “T” lo convirtió en un equipo vulnerable, hasta pareció un rival distinto. El local fue puro nervio, pegó más de lo que jugó y les facilitó el trabajo a los albiazules, quienes, bien parados en el fondo, controlaron el cotejo.

La visita se fue ganando el primer tiempo y logrando el objetivo de meterse en la fase de grupos de la Copa. Y casi sin sobresaltos.

Pero el técnico de Palestino, Ivo Basay, movió sus fichas en el inicio del complemento. No por el ingreso de Guerrero, sino por la decisión de dejar una línea de tres en el fondo. Con esa actitud ganó metros en el terreno. Allí se notó que Talleres demoró en tomar lectura del cambio.

Los chilenos se hicieron de la pelota, del terreno y, lentamente, empezaron a llevar peligro al área de Guido Herrera. Y fue la figura de Palestino, Luis Jiménez, el que niveló el marcador y desdibujó a la “T”. “El Mago” recibió solo en el punto de penal y marcó el 1-1. El empate le daba el pasaje a los chilenos y afuera a un Talleres que no reaccionó.

Mientras se demoraban los cambios en el Albiazul, Cristóbal Jorquera (ingresó en el complemento como en Córdoba para ser determinante) puso el 2-1 que terminó por golpear al Matador.

Con el resultado adverso, los cordobeses fueron a buscar la hazaña a fuerza de pelotazos, lejos de la claridad que le dio la ventaja en el inicio, pero con el corazón. Y hasta hubo un tiro libre para soñar con los penales en el minuto final del encuentro. Dayro Moreno le pegó con calidad, pero la pelota salió apenas por encima del travesaño, para finalizar con el sueño de meterse entre los mejores de la Copa.