El enganche albiazul entró de primera entre los once ante el Globo. El análisis de su desempeño en el Kempes

Gonzalo Maroni volvió a Talleres con la misma versión con la que se fue al seleccionado sub 20 argentino conjuntamente con Facundo Medina. Un ilusionista cuando tiene la pelota y acelera la jugada, pero ciertamente indeciso a la hora de convertirse en la primera opción de juego y algo impreciso en la ejecución de la pelota detenida.

Maroni tiene esas limitaciones que son propias de un juvenil que aún debe ordenar condiciones.

Cuando recibe y juega a un toque, Talleres se ilusiona. Cuando Maroni prefiere gambetear el tercer jugador antes que dársela a Diego Valoyes o a Junior Arias o hasta el mismo DAYRO Moreno, el equipo sufre porque los ataques se diluyen. Como ayer.

No es el único responsable. El equipo debe tenerla mayor confianza si es que se pretende que en el algún momento deje de ser un compendio de chispazos de calidad, para ser alquien que haga jugar a Talleres.

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También en el debe, hay que consignar que no estuvo preciso en las pelotas detenidas. Y en un partido ciertamente cerrado, como fue el que se jugó ante Huracán, podría haber hecho la diferencia. La gente lo premio con un aplauso, al igual que al resto del equipo, al cierre del juego.