Con línea de tres o de cuatro, el fondo dejó de quedar expuesto. Ante São Paulo, y con una integración joven e inexperta en copas, directamente ni le marcaron.

"No escondo nada, pero me voy a tomar un día más para decidir", había dicho Juan Pablo Vojvoda, el DT de Talleres, en la conferencia de prensa previa al partido del miércoles con São Paulo, el primero de los dos, en el marco del cruce de Fase 2 de la Copa Libertadores.

Al final, la formación se develó un rato antes del juego. La vuelta de Pablo Guiñazú no era sorpresa porque ya la había confirmado el propio DT, pero sí lo era la defensa y sus integrantes, sobre todo uno de ellos que era debutante total. Para jugar con Guido Herrera estaban Juan Komar, Nahuel Tenaglia y... Enzo Díaz, el lateral que llegaba de Agropecuario.

Se trataba de una defensa en la que, salvo el ex-Boca (acumulaba cuatro partidos de Copa), ninguno sabía lo que era jugar la Libertadores. En el caso de Díaz, se trataba de un debutante absoluto que provenía de la segunda categoría (23 años y 35 partidos en el equipo de Carlos Casares). Era una nueva defensa, con tres en el fondo y ante un equipo con jugadores de experiencia internacional.

Y a todos les fue bárbaro porque todos registraron muy buenas calificaciones. La defensa no fue batida debido a los tres tiros que tapó Herrera (dos tremendos a Hudson), porque Komar cerró todo de arriba y de abajo, Nahuel Tenaglia (le ganó el mano a mano a Everton y cortó a Hernanes casi siempre) y por la gran actuación de Díaz (fue de menor a mayor hasta que borró a Nené).

"¿Por qué puse a Díaz? Porque me permitía hacer un equipo flexible. Arranqué con línea de tres, pero a veces, cuando necesitamos a Godoy, podemos jugar con cuatro. No tengo que gastar un cambio. Fue bueno", justificó Vojvoda.

Lo cierto es que la puesta en escena de una defensa nueva fue una apuesta muy arriesgada para el DT y le salió bien. "Fue una noche mágica. Hubo siete jugadores que debutaban en Copa ante un equipo de jerarquía internacional", dijo el presidente albiazul Andrés Fassi, con lágrimas en los ojos.

No hay dudas de que el cambio estratégico que experimentó Talleres lo favoreció. Sobre todo en el fondo. El 4-3-3 con el que se fue al receso expuso a su defensa, a Guiñazú y dejó dos derrotas preocupantes como el 3-1 con Racing y el 2-1 con Lanús. 

Dayro Moreno y Palacios haciendo aportes goleadores y al juego mismo hicieron que el DT moviera las piezas para organizar una nueva estructura. Más rica y también arriesgada. Así contuvo a su 11 en un 3-4-1-2. Tres defensores que podían ser cinco si se replegaban los laterales y un jugador libre para ser primera opción.

Los resultados ofensivos se dieron en el amistoso con Belgrano y por los puntos con Independiente y Banfield. Y el miércoles, se vio lo mejor del fondo, sin goles y con una formación nueva. 

En Copa, como se vio, jugaron Guido Herrera, Juan Cruz Komar, Nahuel Tenaglia y Enzo Díaz. ¿Cómo fueron las otras? Ante Belgrano y el Rojo estuvieron Herrera, Tenaglia, Komar y Araujo; con Banfield fueron Herrera, Godoy, Komar, Tenaglia y Bersano, ya que la salida del "Cholo", por una cuestión precautoria, hizo que Vojvoda no quisiera tomar otros riesgos. Y menos antes de cada al partido de Copa.

"No tengo un 11 titular, sino 15 o 16 jugadores en gran condición", argumentó el DT.

Pero no hay dudas de que son Díaz buenos para la defensa albiazul. Después de varios meses.