Mientras el Mundo Talleres vuelve a encender el motor de la ilusión por volver a un torneo continental después de aquella última experiencia de la Copa Libertadores 2002, en la entraña del primer equipo se trabajará duro y parejo en la búsqueda de dar solución a esos objetivos de juego que aún no tienen resolución. En esta pretemporada, por caso, habrá tiempo y espacios para forjar un nuevo tridente ofensivo. Es clave para que el sueño no termine en una pesadilla. Por eso la insistencia del DT en que lleguen jugadores de jerarquía.

La salida de Sebastián Palacios lo plantea de esa manera. Si bien se quebró el cúbito derecho, su rendimiento bajó una vez que se conoció que se iría al Pachuca. Sin embargo, Frank Darío Kudelka necesitará un tipo de características similares para reemplazar el poder de desborde, asistencia y gol que tuvo el tucumano, sobre todo en el torneo pasado. También necesita de un especialista que puede ser un pivot para que se sumen los volantes y laterales al ataque o definan los extremos directamente o pueda ser un pivot para los envíos aéreos con los que Talleres no ha podido revolver los partidos cerrados que proponen rivales que no aceptan su ida y vuelta matador.

Junior Arias y Marcelo Torres no lograron afirmarse en el puesto porque han carecido de esa prestancia para ser solución cuando Talleres no consigue abrir los partidos, además de cierta imprecisión.

Hasta ahora, el único jugador titular para ese tridente es Joao Rojas, aunque llegó para ser un volante de ataque más que un delantero. Jugó por izquierda cuando Palacios estuvo disponible y fue por derecha cuando faltó el tucumano. Fue profundo, pero solamente cuando entendió que había que jugar de primera. Jonathan Menéndez y Mauro Ortiz, hasta que se lesionó, tuvieron su chances como extremos y ahora se sumará Aldo Araujo (se recuperó de una nueva lesión muscular) y quizás Nahuel Bustos.

Ese tridente debe nacer (por eso dos de las tres incorporaciones llegarán a esa línea), para que el esfuerzo de la línea anterior –fundacional para el ADN de este Talleres de Kudelka, funcione a pleno– tenga sentido. La salida de Leonardo Gil fue suplida por Juan Ramírez, pero en el último juego con Colón, la presencia de Fernando Godoy potenció el despliegue de Pablo Guiñazú y permitió que Emanuel Reynoso se preocupara más de conducir el ataque que en marcar. Ramírez o Godoy es la alternativa para el DT, donde antes había poco y nada.

Hacia arriba, está la urgencia. Kudelka ya improvisó varias veces y salió adelante, aunque esa carencia de jerarquía a la hora de convertir lo que generó, dejó a Talleres en el umbral del ingreso a una copa. El DT no quiere que pase lo mismo, pero lo mejor cuesta. ¿Fassi traerá lo que el equipo necesita o apuestas y alternativas confiando en que el DT pueda arreglarse con lo que tiene? Ahí está la cuestión.

Talleres tiene un equipo hasta tres cuartos de cancha. Pero para el salto de calidad, necesita estar completo.