Lleva cinco partidos, poco más de 450 minutos, sin que le conviertan. En la B Nacional pasada, Guido Herrera estuvo 701 con el arco invicto. Sólo le han marcado seis goles.

La bronca por el empate del viernes sin goles contra Arsenal ya pasó en Talleres. Una vez sacudida la zaranda y filtrados los motivos –la actuación descomunal de Pablo Santillo, el penal que le atajaron a Gonzalo Klusener y la repentina falta de eficacia que tuvo el equipo– quedaron varios factores positivos para rescatar.

Uno de ellos es muy importante y había quedado eclipsado por el efecto deslumbrante de las cinco victorias al hilo, la rápida trepada en la tabla de posiciones y el alejamiento marcado de los cuatros puestos del descenso. Y tiene que ver con el funcionamiento defensivo general del equipo de Frank Kudelka, que se trasunta en un dato revelador: la “T” lleva 450 minutos sin recibir goles. Sólo le marcaron seis, dos menos que al líder Estudiantes, al que enfrentará el próximo domingo a las 17.

Son cinco partidos, sin contar los descuentos, que ampliarían la marca a unos 468 minutos, en los que su arquero Guido Herrera no tuvo que ir a buscarla adentro.

El último gol se lo señaló Diego Cháves, a los 44 minutos del segundo tiempo el partido que el Matador le ganó a San Martín 3-1, en San Juan, por la sexta fecha del torneo, el pasado 15 de octubre.

Lo del arquero riocuartense, de 24 años, es fruto puro de la causalidad y no de la casualidad. No en vano, en el pasado torneo de la B Nacional en el que Talleres logró el ascenso a Primera, había estado 701 minutos con su arco invicto, superando las marcas que habían establecido en el club Mario Cuenca (634 minutos) y Oscar Quiroga (654), en seis partidos.

Hasta que Germán Lesman le cortó la racha en el recordado partido del ascenso frente a All Boys, a Herrera no le habían marcado un gol desde que lo hiciera Agustín Sufi, en el juego contra Gimnasia y Esgrima de Jujuy.

Sus virtudes son conocidas: es un arquero seguro y con personalidad, de buenos reflejos, ganador a la hora de salir a cortar arriba y de atrapar la pelota, da pocos rebotes y su juego con las piernas es elogiado desde que comenzó a trascender en Defensores de Belgrano de Villa Ramallo.

Pero Herrera está bien acompañado por el funcionamiento defensivo colectivo. Los volantes y delanteros colaboran en la recuperación, “el Cholo” Guiñazú tiene en Leonardo Gil un compañero ideal en quien descansar.

Además, el fondo albiazul se ha consolidado, con una alineación que no resiente su funcionamiento, aún cambiando nombres por diferentes cuestiones.

Carlos Quintana, un referente indudable de la defensa, tuvo una lesión de rodilla contra San Martín, fue reemplazado por Juan Cruz Komar y la zaga sólo sintió el cambio contra Defensa y Justicia. Después, el excentral de Boca se afianzó al lado de Javier Gandolfi, quien hace sentir toda su experiencia y a los 35 años está intacto en lo físico y futbolístico. Además, Wilfredo Olivera viene pidiendo pista en la reserva.

Y a sus costados también se fueron consolidando Leonardo Godoy e Ian Escobar, laterales de sólo 21 y 20 años, respectivamente, quienes arrancaron de menor a mayor y han crecido en forma considerable en su juego defensivo y ofensivo. Al punto que “Leo” Godoy marcó un gol contra Atlético de Rafaela y Escobar, el viernes, estuvo “ahí” de hacerlo en dos ocasiones.