Habló de que no deja de querer a Instituto, que le dolió lo de la gigantografía y de la “T” contó que viene por todo. “A los 37 años, lo que juego, lo quiero ganar”, aseguro.

Si bien la vuelta de Gonzalo Klusener al Mundo Talleres fue fuerte, la presencia de Mauricio Caranta vestido de albiazul también generó una locura. Por mucho tiempo se recordará que fue el fichaje top de la temporada en todas las divisionales. No solamente porque bajó de Rosario Central, donde era ídolo por el ascenso de 2012 y porque iba a jugar en Primera y Libertadores, sino también porque aceptó el riesgo de ganarse la enemistad del Mundo Instituto por haber cruzado al archirrival cuando había dicho que volvería.

Ayer practicó por primera vez en la Boutique, habló de sus sensaciones por semejante decisión y, luego, fue vivado por la gente de Talleres que esperaba agolpada en uno de los portones. ¿Habló de Instituto? Sí. Le dolió que lo maltrataran, habló de cuando se fue a Santos Laguna y de lo que sufrió, que “nadie” lo llamó para volver en tantos años salvo un “contacto” tardío del presidente Ricardo Morellato a su representante Luis Grillo y advirtió que sería “la última vez” que se referiría al tema. Todo a días de jugar el clásico con la Gloria.

“Lo entiendo al hincha de Instituto, entiendo el dolor como también lo he pasado yo. Esto sigue. No lo dejo de querer a Instituto. Menos por lo que pasó. O cuando me tocó irme del club, que el presidente me robó 170 mil dólares. Y por eso no dejé de querer al club. O cuando me pasó lo de Boca. Estuve seis meses sin jugar y entrené solo acá a las órdenes del profesor Juan Ruiz. Y no me abrieron las puertas de la institución para que yo fuera a entrenar. Eso no hizo que yo quisiera menos al club. ¿Sí?”, arrancó Caranta en retrospectiva.

–¿Hablás de cuando tenías el avión a México a tres horas y no terminabas de arreglar tu salida?–Pero pasaron un montón de cosas. Pero no por eso, quiero menos al club. Me siento orgulloso. Soy uno de los pocos jugadores del club que le pudo dar algo en lo deportivo y en lo económico. Y demasiado le di. Este es un proyecto nuevo. Es un desafío que me motiva a seguir jugando. Es lo que me mantiene vigente a los 38 años. Proponerme estos objetivos. Me lo propuse en Lanús, cuando estaba cómodo y tenía un año de contrato y no jugaba. Y fui a Central, el único que apareció. Por estar acá en Talleres, no dejo de querer a Instituto. Me invitaron a participar de un proyecto en el que soy uno más.

–¿Por qué Talleres?
–Porque hace una semana y media me quedé sin club y apareció Talleres. Había clubes de Primera, pero el desafío no era el mismo. No es sumar 20 partidos más. Porque lo podía hacer. No es económico, porque en Central ganaba mucha más plata que acá y tampoco de lo deportivo porque iba a jugar Copa Libertadores. Encontré una institución muy ordenada. Mi familia se parte. Mi hija se queda estudiando en Rosario. Es un desafío. Me planteo escribir una nueva página en el fútbol de Córdoba.

–¿Entendés al hincha de la Gloria?
–Sí. Cómo que no. Dolió, pero se supera. Se pasa. Viví cosas lindas.

–¿Por eso dijiste que querías retirarte en Instituto?
–Era un anhelo. Pero a veces no se da. De ser de las dos partes. No se dio cuando fue lo de Boca, lo de Lanús y hoy... No se dio. Es de ambos. Pasaron excelentes arqueros: Pozo, Carranza, Chiarini, Hoyos.

–La gigantografía salió y volvió. ¿Supiste?
–Duele. Mi recuerdo está. No necesito una gigantografía. Sé lo que hice en el club y lo que lo quiero.

–¿Te lo imaginabas?
–Sí me lo imaginaba. Pero asumí el riesgo. Todo proyecto nuevo, lleva un riesgo. Si Talleres hubiera estado en otra ciudad, la repercusión hubiera sido cero. Hay que sobrellevarlo. Al hincha de Instituto le digo que hoy estoy dando la cara y no sé cuántos jugadores que hicieron inferiores en Instituto y jugaron en Talleres se pararon como yo. Si alguien necesita que le pida disculpas, lo hago públicamente. No sé cuántos lo hicieron. Yo llegué a los 17 años de Deportivo Colón y los clubes que se fusionaron para darle vida, como Escuela Presidente Roca y Avellaneda, también deberían estar ofendidos. Yo dejé cosas en lo deportivo y en lo económico. Estoy orgulloso. Pocos lo hicieron. Desde que yo dejé la institución; en lo deportivo, nadie. En lo económico, pocos. Yo al hincha de Instituto no le voy a pedir cariño. Entiendo su dolor, pero esto sigue. Estoy en un nuevo proyecto. Hablo de este tema por eso quiero que me hagan todas las preguntas porque tampoco se lo merece el hincha de Talleres y el club que confió en mí. Lo hablo y lo cierro hoy (por ayer). Desde mañana (por hoy) hablo de Talleres. ¿Si me arrepiento de llegar a la “T”? Yo no me arrepiento de nada de lo que hago.

–A Cristian Pino le dolió y te entendió...
–Fue un excompañero y le agradezco. Fueron grandes tipos con Maidana. Le dejaron algo al club.

–El sábado es el clásico...
–Lo afrontaré con el mayor profesionalismo que pueda tener.

–¿Por qué se dio ahora?
–¿Un año? Se dio que se terminaba en Central. Se dio de esta forma. el año pasado no pensaba irme de Central como ahora. Llevará tiempo que la gente me quiere y me conozca. No le pido cariño; sí respeto.

–¿Pensás en el ascenso?
–El club viene de un paso importante y le tocó sufrir. Bajó hasta lo más profundo y ahora está subiendo. Esto tiene que ser paulatino. Es un plantel nuevo con un DT que sabe ascender. Es un buen equipo, pero hay que ser el mejor. Puede pasar de todo. Pero lleva trabajo.

–¿Venís para ascender o a consolidar al equipo?
–En julio cumplo 38 años. Lo que juego, quiero ganarlo. Estoy acá por eso. Porque el proyecto principal es tratar de llevar a Talleres a Primera. No es fácil. Hay seis meses y asciende uno solo.

"Al hincha de Instituto le digo que hoy estoy dando la cara y no sé cuántos jugadores que hicieron inferiores en Instituto y jugaron en Talleres se pararon como yo. Si alguien necesita que le pida disculpas, lo hago públicamente", apuntó Caranta.