Que siga la fiesta. Después del ascenso, a los jugadores albiazules sólo les quedó disfrutar.

Que jugaron bajo una humedad agobiante en Formosa, que las piernas pesaban contra Sol de América, que la misma noche celebraron con miles de hinchas en el Estadio Kempes y tuvieron una cena íntima hasta la madrugada... Ni todas las vivencias del martes impidieron que ayer siguieran los festejos de Talleres.

Los jugadores, después de conseguir el ascenso a la Primera B Nacional, cumplieron con un rito: el tradicional brindis del campeón a la Redacción de La Voz del Interior.

Las sonrisas disimulaban el cansancio y reflejaban la satisfacción por el deber cumplido.

Rodrigo Burgos, figura del campeonato y nuevo ídolo de los hinchas albiazules, afirmó: “Estoy contento por el ascenso, por el campeonato y sólo nos queda disfrutar. La gente se merecía esto; se lo dedicamos a ellos”.

Más allá de su alto nivel, no se ilusiona con un llamado a la selección albirroja: “Por ahí le coment a ron a lgo ( a Ramón Díaz). Si me convocan, bienvenido sea. Yo estoy pensando en Talleres y vivo para Talleres”.

El goleador Eial Strahman, que lo primero que hizo cuando llegó a su casa fue acostarse, señaló sobre el ascenso: “Es el premio al sacrificio que hicimos durante todo el año”. El autor de 14 goles no quiso elegir el tanto más lindo, sino el más importante: “Si me tengo que quedar con uno, elegiría el 1-1 en San Luis porque fue un punto que nos llevamos con esfuerzo en un partido complicado”. Y dejó abierta la chance de continuar: “Hay que hablarlo. La dirigencia sabe que tengo la puerta abierta, tengo que renovar el contrato, vamos a escuchar y yo con gusto me quedo”.

El arquero Lucas Ischuk destacó la unidad grupal, el esfuerzo dirigencial y marcó como partidos importantes los triunfos en Sunchales, que “gran parte del ascenso se logró en Cipolletti” y el de Aconquija.

En medio de cada brindis, aparecían las palabras mágicas hechas canción: “¡Dale campeón, dale campeón!”.