Una energía tan intensa. Los hinchas de Talleres se volvieron a demostrar, una vez más, que pueden llenar el Kempes. Ni un lugar más.

Me gustan tus ojos / tu intensidad / me gusta que vengas por un trago más / me gusta tocarte sin intención ja... / me gusta tu historia de RESURRECCIÓN...

La canción de Ciro y Los Persas lo puede explicar, con un par de fraseos, un estribillo y una melodía. Al corazón. “Me gusta”, representa hoy esa música que brota del alma en el pecho albiazul.

La locura de los hinchas volvieron a decirlo todo, con la necesidad imperante de escapar de la tenebrosa sombra que los atormenta. Y, aunque parezca a veces un verdadero chiste este Federal A, eso de hablar de la grandeza es un choque frontal con la realidad. Esta es la realidad de Talleres. Y está ahí, a la vuelta de otra ilusión. A la vuelta del cierre de otra etapa, de la que nadie ya quiere nada más.

No hay mayor historia de resurrección que la de Talleres. De haber estado al borde de la desaparición institucional a la recuperación del club para sus socios, hubo un paréntesis que se ensancha aún hacia lo deportivo. En este torneo que lo tiene insufrible.

Talleres encadena una vida de amores y desamores, de alegrías y de fracasos, de limbos y de infiernos. Pero nada podrá quitarle la locura a esta gente, esa que en estos días se comió otra de las más largas esperas a por una entrada. Para renovar el amor labrado en el carnet de socio. Del que está dispuesto a acompañar en todas las malas que se presenten, allí, rubricando la pasión con la ceguera de su fidelidad inquebrantable.

...me gusta tu sed si tu barman soy / se va la tristeza en tu vaso en flor / traigo mi guitarra de atardeceres / bebidas, canciones, viejos placeres...

Y no hay mayor placer que estar presentes. Eso hicieron estos casi 60 mil hinchas que velan armas hasta el domingo. Que esperan, quizás, la felicidad definitiva. Ascenso es una palabra que se tapó de mesura porque está claro que todo puede prolongarse un poco más. Pero nadie le quita lo bailado al hincha. Y, por eso, ayer colgaron el cartelito que nadie más pudo colgar: “entradas agotadas”. Sí, Kempes lleno.

Felices los invitados a esta fiesta que, más allá de lo que suceda, nadie podrá sacarle esta marca a fuego en la piel. Talleres vuelve a hacer historia, incluso antes de escribirla, porque eso es Talleres. Estar en cuerpo presente. Ponerle el pecho a las balas. Soñar siempre un poco más. Entonces, de haber sabido asimilar tantas malas, la vida le devuelve otra palmada. Esto es lo que ellos saben construir (y reconstruir). Talleres es el hincha que señala a la bandera, a los colores, ese ida y vuelta que termina en una canción, que la canta y que puede durar eternamente....

...vos para mí, yo para vos!! / puedo sentir / una energía tan intensa entre los dos...