El 10 eterno volvió al club, recibió su carnet y dice que se siente con ganas de hacer cosas: “Sí, me gustaría ser el Di Stéfano de Talleres”.

Talleres se escribe con “T” de turbulencia. Porque el club de barrio Jardín es un club “volcánico”. Una institución que en los últimos años se ha “erosionado”. Ha sucumbido. Se ha caído. Y se ha levantado. La transformación albiazul no parece comparable a ningún otro club. Ha tenido épocas de oro y, como la de ahora, épocas de barro. El factor deportivo es medular en todo este asunto. Por eso, aunque la T tenga una vida nueva, su “refresh” institucional será sólo visible cuando el ascenso se traduzca en una palabra presente, no aún potencial.

José Daniel Valencia es parte de esa historia, de la rica y de la triste. Porque como jugador brilló. Y cuando le tocó formar parte de una “gestión” (la del ex gerenciador Carlos Ahumada) le fue mal. Toda esa agua que pasó bajo el puente el Rana la reconoce y se hace cargo. Más ahora que “volvió” al club.

Tiempo atrás tuvo el impedimento de acceder a la sede, su relación con el club parecía rota. Su idilio con el hincha, aún se sostuvo. Pero en estos tiempos en busca de “pacificación”, se dio la chance de volver a encontrar una puerta abierta. Recibió su carnet, las asperezas se limaron y, por gestión del vicepresidente Cacho Quiñones, Valencia otra vez volvió. El ex 10 de todos los Matadores suena aliviado en la charla con Día a Día.

Como si, al fin de cuentas, la mochila hubiera quedado de lado: “Yo no estuve alejado del club porque igualmente iba a la cancha. Pero gracias a esta gestión de un amigo, el vicepresidente Cacho Quiñones que me llamó porque quería que nos juntáramos a charlar, volví. Tomamos un café y se dio lo que a mí me encantó porque a veces no podés estar peleado con tu familia. Como dije, siempre es mi casa y entré otra vez y me trajo muchos recuerdos y estoy feliz”.

–Se dio el regreso, al final...
Uno está grande y está más sensible y no quiere estar peleado con nadie. Uno cuando quiere a las personas trata de arreglar las cosas y nunca se dio esta solución. pero yo traté de hacerlo para solucionar las cosas.

–¿Qué fue lo que pasó?
–No me dejaron entrar. No sé quién fue el que lo decidió. Yo lo que más lamento, es que haya visto eso mi hija, yo estaba con ella y ha sido algo que no lo entendí jamás. Hablé con todas las personas que correspondía y nadie me decía nada. Yo creo que cuando uno tiene la conciencia limpia y es transparente no se tiene por qué andar escondiendo. Yo no me creo importante, sólo sé que hice cosas lindas en el club, pasé momentos lindos y lo máximo fue haber salido campeón del mundo jugando en Talleres. Fue lo más lindo que me pasó. Creo que nos merecíamos una explicación como humanos que somos y bien nacidos. Hasta fui a hablar con el Juez Silvestre y él no sabía qué decirme.

–¿Te sentías proscripto?
–No sé si es la palabra, pero algo así sentía. Me sentía afuera, dejado de lado. Lo que sí, yo hablé. A lo mejor, en algún momento esa calentura que tenía y al no poder estar en el club que tanto quiero como un referente o como quieran, creo que muchos nos sentimos así, yo lo transmití en mi Facebook con una carta. Fue un momento de calentura pero nunca agredí de una forma mala.

–Mostrabas tu dolor.
–Sí, claro, por eso al volver me sentí tan feliz. Me siento como chico con juguete nuevo y que uno vuelva ha sido muy importante y más allá de vivir del recuerdo uno vive del cariño de la gente.

–¿Y con el hincha?
–Es una cosa de locos siempre. Salís a hacer trámites y ves lo que es la gente. Yo no creo que haya gente que me quiera así. Gente de otros clubes que te decían que te iban a ver. Yo decía qué pasó con la gente que está en el club que no piensa así. La verdad que al final todo se acomodó. Yo con el hincha siempre me voy a sentir congraciado. Hay que entender hoy el momento del club. Se entiende que se vive de un momento especial y que vamos a salir.

–¿Cómo ves hoy a Talleres, al club cómo se lo ve?
–Yo creo que todo lo que se está haciendo en lo institucional va a tener su premio si lo ayuda lo deportivo. Creo que se están haciendo cosas muy buenas, pero si no hay resultado deportivo a la gente no le importa y a eso lo repetí mil veces. Creo que al hincha le importa que el equipo gane y ascienda y salga de dónde está. Meter 30 mil personas por partido llama mucho la atención en todas partes. En el exterior me lo preguntaban días atrás. Uno ve otros clubes que no llevan nada de gente. Y acá es increíble. Talleres tiene que ascender, no puede estar ahí. Talleres lo merece por lo que produce. La necesidad está de los mismos jugadores, presionados y de ver toda esa cantidad de gente en los partidos, a veces eso conspira contra algunos jugadores. Y ojalá que se dé la parte deportiva porque es el complemento cuando se realizan cosas importantes.

–Volviste a la sede y te falta volver a la cancha.
–Obviamente que iba a ir. Ya está. Ahora estoy muy contento y ojalá pueda estar adentro del club. Ya dimos un paso grande y como gente grande que somos nos tenemos que unir. Tenemos que estar unidos todos para que el club ande bien.

–Una vez dijiste en una entrevista a Día a Día que soñabas con ser el Di Stéfano de Talleres...
–Y lo sigo soñando. Creo que puedo aportar cosas con mi presencia y hacerlo bien. He conocido gente de todas partes del fútbol y uno siempre va aprendiendo por donde anduvo. Me encantaría y lo digo no para quedar bien. Me encantaría y sería un reconocimiento y mi felicidad de poder llegar a esa situación a la que llegó Don Alfredo Di Stéfano en el Real Madrid.

–Ideas y ganas tenés...
–Sí claro, todavía le puedo pegar a la pelota jaja. Puedo dar charlas, me siento muy bien, todavía estoy bien voy a cumplir 60 años, pero me siento muy bien.

Valencia volvió a Talleres y Talleres quiere volver. Las cosas que pasaron, pasaron y en la búsqueda de esa identidad, del sentido de pertenencia, la institución hace todo para que los astros se encadenen y queden alineados para el sueño de todos. El Rana dice que se siente como “chico con juguete nuevo”. Quizás el club se debía una chance de recuperar otros aspectos, más allá de las necesidades deportivas urgentes. Un paso más, para seguir sumando hacia adelante, en pos del anhelo de un ascenso y de una familia unida otra vez.