Es indistinto si el tanto el triunfo de Talleres fue obra de Barrionuevo o de Strahman. A pesar de que el delantero empujó la pelota a la red, la victoria se festeja por lo intenso. 2-1 a Tiro Federal, con angustia, y la cima sigue en su poder.

Al final el gol llegó desde el cielo, tras insistir mil veces, y de la forma menos prolija. Porque la cabeza de Eial Strahman mandó a la red un pelotazo de Ezequiel Barrionuevo que fue más centro que remate al arco, y hasta se duda del autor de la conquista que dejó los tres puntos en Córdoba. Pero ese litigio a nadie le importa en barrio Jardín, porque Talleres, con mucha angustia, derrotó 2 a 1 a Tiro Federal de Rosario, para de esa forma continuar en la cima de las posiciones en el grupo 2 del Federal A. No sin antes, sufrió en demasía, con la metáfora de la “manta corta”, y con tantos matices que invitan a la confusión.

Es que claro, fueron opuestos los resultados en bases a los rendimientos. Porque en el peor momento del albiazul en el campeonato, llegó el desnivel de cabeza por intermedio de Wilfredo Olivera, y cuando pudo liquidarlo con chances de gol que se repetían insistentemente, la visita llegó a la paridad, sembrando sorpresa el Mario Kempes. Y a partir de ahí llegó la confusión. Con las maniobras del DT Frank Kudelka, quien admitió no estar conformes con las variantes realizadas, modificando el dibujo táctico por primera vez, y cosechando un éxito cuando ya todos se habían resignado con la división de puntos.

Así es el mundo Talleres. En las buenas, no pudo sacar las distancias merecidas. Y sin querer, le golpean. Y en las malas, con todo el pesimismo a cuestas, se iluminan algunas fortuitas jugadas que antes se negaron, para terminar de coronar un festejo que segundos antes parecía lejano, por cómo se venían desarrollando las acciones.

Y eso que pudo terminar sin tanto sufrimiento. Con una ventaja holgada, cuando Aldo Araujo al fin se acomodó a jugar por el medio. Cuando Víctor Beraldi entendió mejor el juego que el lesionado Santiago Raymonda. Cuando Pablo Ortega fue profundo por su sector. Cuando Ezequiel Barrionuevo, a pesar de que se la quitaban, la volvía a pedir una y otra vez. Es cierto que se aprovechó de una pelota parada, y de un pelotazo casi sacado de encima para llegar a los goles, pero igual nunca bajó los brazos. Tan cierto es eso como que por momentos no jugó bien y uno de los últimos de la tabla casi le arrebata el festejo, aprovechando lo expuesto que queda su defensa cuando se predispone a atacar. Porque Salvatierra no fue preciso para definir sobre Lucas Ischuk tras un quede de Olivera. Hasta que el desahogo del final hizo borrar todo el dolor y nerviosismo, con un gol no muy claro pero que lo mismo sirvió para embolsar tres puntos vitales para el objetivo. A lo Talleres. Gozando lo malo, sufriendo lo bueno. De otra forma, no podía ser. No sería Talleres.

La clave
En el peor momento del partido de Talleres llegó al gol, y en su mejor producción, le empataron. Kudelka movió las piezas y el dibujo, encontró la luz en el final.

La figura
Alejandro Dianda (8). El arquero de Tiro Federal tapó no menos de tres pelotas claves, en el complemento, y brindó seguridad. En Talleres sobresalieron Beraldi, Barrionuevo y Olivera.

El árbitro
Ariel Montero (Regular). Al principio fue permisivo con las faltas, después intentó compensar con amonestaciones. Sin descontrol.