Finalmente, y tras el triunfo en las elecciones del último 16 de noviembre, Andrés Fassi asumió en su cargo de flamante presidente de Talleres. El camino, tanto para la “T” como para el empresario asociado a la imagen del Pachuca no fue fácil. En lo que a la entidad respecta, por los duros golpes tanto deportivos como institucionales que le tocó vivir en la última década; y en el caso del “Zorro”, la dificultad pasó por los caminos que tuvo que atravesar para tratar de alcanzar su objetivo personal: alianzas que se diluyeron, otras que nacieron, trabas administrativas y hasta viajes que terminaron en polémica como el del juez Carlos Tale, antecesor en el manejo de la quiebra a Saúl Silvestre, siendo éste último quien finalmente terminó cediendo el mandato en el expreparador físico.

Superado esto, el desafío pasa por devolver a los carriles de la normalidad a un club que en el último tiempo no tuvo nada de eso. Más bien, todo lo contrario. Atado el destino al futuro deportivo del cruce que se inicia esta noche ante Gimnasia en Mendoza, Fassi sabe que el 2015 dependerá en su totalidad de lo que pase con la llave que concluye el domingo. En Argentina -afortunadamente para algunos, lamentablemente para otros- mandan los resultados deportivos; y lo que pasa en la cancha tapa las improlijidades que ocurren en los escritorios. Y para muestra, alcanza con ver lo que ocurre en una cada vez más convulsionada AFA. Esto al margen, si Talleres concreta el objetivo deportivo, el siguiente paso de Fassi deberá ser poner la atención en dos temas centrales: la formación de jugadores y un futuro que no sea acotado en el club; y los barras.

En el caso de los juveniles, el estigma será tratar de revertir aquello que en plena campaña sus detractores (y algunos mexicanos también) señalaron como la posibilidad de convertir a la entidad de barrio Jardín en filial del Pachuca. Mientras que en el caso de los violentos, si quiere garantizar normalidad, deberá despegarse de aquellos que él mismo llegó a llamar, en una mezcla de inocencia e ironía, “aficionados”.