El 28 de diciembre de 2004, el panorama era desolador. El juez Carlos Tale había decretado la quiebra del club “a pedido” de la directiva que había sido presidida por Carlos Dosetti, pero que en uso de licencia era dirigida por el vice Álvaro Díaz Cornejo. Ese mismo día y en la jornada previa, la noticia que dio el juez fue atestiguada por un par de abogados de la comisión que cesaba en funciones, un representante de Agremiados, un puñado de periodistas y dos barras que no se animaron a llegar a barandilla. Nadie más.

Ayer, a días de cumplirse los 10 años, la proclamación de Andrés Fassi como primer presidente tras el saneamiento se dio en un marco desbordante. El juez Saúl Silvestre, quien reencauzó el proceso (símil Belgrano) luego de que Tale fuera apartado, le entregó las llaves del club al empresario, quien ganó las elecciones por 1.099 votos contra 309 de Talleres es de su gente. El auditorio desbordaba, por los electos directivos, por otros que se reciclaron y por unos pocos socios.

Talleres pudo cumplir la utopía de salir de una situación casi terminal.

Pero la enseñanza no fue aprovechada. Talleres quebró porque sus administradores fallaron, pero también porque no tuvo el control de sus socios. En esta reapertura, el juez Silvestre pensó en largar la normalización con la suficiente antelación como para que las elecciones tuvieran ese caudal de socios interesados en tomar parte de la vida institucional del club y evitar que un vivo, como él lo explicó, comprara muchas voluntades sobre la hora.

Sin embargo jamás se imaginó que solamente hubiera un padrón de 1.798 personas, similar a los períodos en los que el club se fue yendo a la quiebra. Talleres vive El día después de mañana (la película que retrata la reconstrucción del mundo tras un tsunami devastador), pero la responsabilidad de no volver a repetirlo y de engrandecer al club dependerá de la comisión que acaba de asumir ayer, con el nombre de Talleres vuelve. El poder del control quedará en un puñado de socios. Y en el Mundo Talleres seguirá siendo si asciende o no, este domingo, y si el marco del estadio supera las 62 mil personas de aquella subida ante San Jorge.