La dirigencia cortó al entrenador por decisión del gerente deportivo Mario Ballarino. Sergio Coleoni será su reemplazante.

La permanencia de Jorge Ghiso nunca fue algo seguro en Talleres. Desde que Vitrola llegó a barrio Jardín siempre sobrevolaron dudas y más dudas. Y nadie pone en juego su calidad humana, ni su forma de trabajo. Pero se veía a su alrededor una atmósfera endeble. De haber agarrado el equipo en uno de los peores momentos históricos de la institución, de luego descender inevitablemente a este Federal A de hoy, el paso de Ghiso por la T se tornó en constantes incógnitas. Mucho más cuando se acabó la temporada pasada, en la que se trazó un “stand by” en torno al Fondo y a su legitimación en la Justicia. Y a si Ghiso se quedaba o se iba. Así fue ratificado, en una especie de días anudados en un fuelle de incertidumbre.

Pero al final, cayó Ghiso. Cayó por peso propio y no tanto. Cayó porque nunca terminó de cuajar en el club. Pero también porque los grises fueron demasiado amplios entre el blanco y el negro.

Y el primer gran escollo con el que comenzó el técnico fue con la “fuga” de jugadores. Ghiso le había pedido al Fondo una base (con Bottino, Klusener y Burgos, entre otros) a sostener, pero pareció muy difícil. Eso ya lo puso en una situación incómoda y desfavorable. El técnico también sabía que sería difícil de sostener a algunos de esos jugadores.

Con la llegada de Mario Ballarino como gerente deportivo, la permanencia de Ghiso tampoco se terminó de sellar. El DT volvió a estar en el foco del análisis. Y las diferencias internas comenzaron a salir a la luz. Talleres incorporó a su cuerpo técnico a Sergio Coleoni. El DT fue cediendo ante esas presiones. Pero siempre con consenso. El apartamiento (de común acuerdo con él) de su colaborador Luis Núñez, también fue otro rasgo de lo que se podría venir.

Nunca hubo en la interna de Talleres un acuerdo futbolístico. Y, más allá del triunfazo ante Newll’s por Copa Argentina, a la gerencia deportiva se le encendió la luz de alerta en el empate de la primera fecha 0-0 ante Tiro Federal.

Lo del descalabro del sábado por la noche, en la caída 4-1 ante Unión de Mar del Plata, desnudó con crudeza a Mario Ballarino. “Se tiene que ir. No hay vuelta atrás”, fue la frase que le dijo a los dirigentes albiazules Bertinetti, Salum y Escalante al término del partido. Rodrigo Escribano (fuera del país por un problema familiar) asintió la decisión de Ballarino. Y el domingo se precipitó. El manager se lo anticipó a Día a Día: “No pude dormir anoche. La verdad que aún estoy muy caliente. Yo le dije a los dirigentes que Ghiso no debe continuar. Es mi decisión, ya está tomada, no hay vuelta atrás. ¿Sino para qué estoy en el cargo que me pusieron?”.

Contundente y tajante. Ballarino ya le había bajado el pulgar. La pelota la tenían los dirigentes. Y el domingo se reunieron. Mientras, Ghiso no se daba por despedido: “Nadie habló conmigo, pero yo voy a hacer respetar mi contrato. Yo me voy a presentar a trabajar”.

La tarde pasó rápida para el ex entrenador albiazul, porque era inminente una reunión para acordar la desvinculación. “Hemos hablado y hay consenso. No va a continuar en el club, lamentablemente. Incluso él mismo reconoció que casi esta situación era insostenible”, confió el integrante del Fondo Hugo Bertinetti.

Pasadas las 16.30, un empleado administrativo cerró la desvinculación del entrenador. Se acordaron los términos del final de su contrato. Paradójicamente, el propio técnico dio a conocer: “Hace una semana que firmé el contrato. Por un partido me echan, no estoy de acuerdo con esto. Me cuesta entenderlo”.

Mientras tanto, desde la dirigencia confirmaron que Sergio Coleoni será el entrenador del equipo. Ballarino también había anticipado, en la jornada del domingo que no es intención de él salir a buscar un nuevo técnico para el equipo. Y dio una explicación concreta. “Tenemos que razonar que nos quedan doce partidos. No podemos salir a buscar un entrenador que venga y tenga que empezar a adaptarse de nuevo al club, a los jugadores, al torneo. Nos van a comer dos o tres partidos y si no hay resultados estamos listos. Coleoni tiene que ser el entrenador y debemos apoyarlo, esperar que las cosas le salgan bien”, dijo a este medio.

El mánager no estará en la mañana de este lunes en barrio Jardín. Ghiso irá a despedirse del plantel. Coleoni continuará en el mandato del primer equipo. Si todo se precipitó de golpe, quizás no fue la forma más prolija. El técnico ya acarreaba diferencias internas con el gerente deportivo y, con lo visto del equipo, la confusión ante Unión de Mar del Plata, terminó de encerrarse en su propio laberinto. Eso fue suficiente para su cesantía. Así lo sintieron en la noche de una calentura impensada en Talleres. Apenas en la segunda fecha cayó Ghiso y Talleres hoy está lejos.

Campaña. En total, Ghiso dirigió al equipo 15 partidos (sumando Copa Argentina). 5 triunfos, 6 caídas y 4 empates.

Coleoni: Jugamos mal, a revertirlo. Sergio Coleoni, ayudante de campo de Ghiso, pero empleado de Talleres será quien tome el control del equipo en la mañana del lunes. El domingo, el nuevo técnico (por ahora interino, pero seguiría él al frente del equipo) confirmó a Día a Día que le informaron desde el club que habían rescindido a Vitrola. “Quiero hablar con él mañana (por el lunes), personalmente siempre es mejor. Pero haciendo un análisis del equipo, hemos jugado mal. Hay que revertir esto”, expresó el nuevo DT albiazul.

Ya el domingo, algunos jugadores mantuvieron contactos con Coleoni, a quien le transmitieron apoyo y colaboración para todo lo que viene. “Se nos viene una semana muy intensa. Jugaremos sábado (Alvarado), martes (por Copa Argentina ante Atlético de Rafaela) y domingo (Independiente de Chivilcoy). Será muy decisiva para todos. Vamos a hacer todo lo posible para que esto pueda seguir de la mejor manera y saquemos buenos resultados”, completó.

Coleoni asumirá el lunes a las 9 de la mañana. Estará acompañado por Mario Obulgen (ambos ya compartieron el interinato en la temporada pasada) y se sumará Eduardo Larghi como PF. Siguen trabajando Claudio Fonti y el entrenador de arqueros Gustavo Irusta.

“Quiero hablar con los jugadores. Hablar bien. Que nos recuperemos, que podamos salir adelante. Con Mario vamos a trabajar de la misma manera que lo hicimos anteriormente. Ojalá que podamos darle una mano al club”, rescató el nuevo entrenador.

¿Y Ballarino? Se lo señala como un “entrenador” encubierto. Más allá de la estrecha relación que tiene con el entrenador Coleoni, el gerente deportivo dice que no influirá, sólo que ayudará en lo que necesite Coleoni. “Él conoce mejor que nadie lo que es Talleres. No creo que haya que buscar otro entrenador. Esperemos que le vaya bien”, enfatizó anoche el mánager.

Vuelve el plantel en lunes raro. El plantel se presentará en la mañana del lunes al inicio de la semana de entrenamientos. Los jugadores, muchos de ellos ya se han comunicado entre sí, deberán afrontar la despedida de Jorge Ghiso como entrenador albiazul y la asunción de Sergio Coleoni junto a Mario Obulgen.

A las 9 están citados. Y ya se conoce que no acudirá el gerente deportivo, muy descontento con Jorge Ghiso, para evitar cualquier situación poco feliz que altere el día. Después de la partida de Vitrola, que estará junto a su hijo Ignacio, Coleoni planeó un trabajo liviano y una fuerte charla con los jugadores, en busca de la autocrítica, la vuelta de página y un enfoque en lo que se viene.

La T tendrá un sprint durísimo en siete días. Con tres partidos que serán cruciales. Mucho más los dos por el torneo (Alvarado e Independiente de Chivilcoy) y de ahí se verá (con cuatro partidos consumados) en qué situación está en la tabla de posiciones y qué expectativas tiene por delante para arribar a la mitad del Federal A, en su Zona 5.

Vuelve el 4-4-2. Está claro que la idea del entrenador Sergio Coleoni es la de utilizar un esquema más tradicional y es probable que se incline por cambiar e ir por cuatro defensores, cuatro volantes y dos delanteros. En ese sentido, entre Godoy y Martiñones estará el acompañante de Diego Martínez.

La opinión de Jorge Nahúm


La peligrosa confusión de adentro y afuera. El descalabro de Talleres en la cancha, con una goleada impensada, lacerante, no podía pasar sin consecuencias. Y el reflejo fue inmediato, en un despido instintivo del técnico.

Una lástima, porque Jorge Ghiso no merecía irse así. Por su trayectoria, por lo que transmite, por su vocación por el fútbol de pelota al piso.

El sábado no le salió nada. Su equipo no atacó como se esperaba y lo dañaron más de lo esperado. Un golpe al mentón.

Aún así, llama la atención lo fulminante, lo rápido que cortaron el vínculo con el DT. O quizá no tanto, porque Ghiso nunca contó con el apoyo total. Ni cuando llegó, ni cuando se quedó apostando a una vuelta inmediata. Desde allí parte la confusión de los de afuera de la cancha, de los dirigentes. Porque el crédito para el técnico era mínimo y se puso en evidencia. Al primer paso en falso, iba a pasar lo peor. Vino un mánager que en realidad es DT, como Mario Ballarino, y la convivencia con Ghiso era precaria. Se deshizo el plantel que Vitrola pretendía, se rearmó su grupo de trabajo, y desde afuera, daba la sensación de que en Talleres había dos cuerpos técnicos.

Por eso el peligroso desconcierto que expuso Talleres en la cancha es tan serio como el de una dirigencia que no sabe donde va. Que bancó a Forestello más allá del límite y fue impiadosa con Ghiso. Eso sí, los directivos deben saber que el público se manifestó y que la tolerancia cero es para todos.