Gabriel Carabajal. Se notó un cambio en la forma y en el tiempo en los que hizo pesar su talento, al menos en el verano. “Hice un click”, dice. Además asegura que esta vez aprovechará su chance.

Gabriel Carabajal ordena sus condiciones y las impone. Suena hermoso para su presente, para el DT Darío Forestello y para el mundo Talleres en general. Aceleró y le hizo un golazo a Sportivo Belgrano; frente a Instituto, fue clave en el 1- 0 parcial (malabarismo previo al gol de Brítez Ojeda) y tremendo en la asistencia a Sánchez Sotelo. Lo que pasa siempre que ordena sus condiciones y las impone. El manejo del tiempo y el lugar.

Ahora parece saberlo. Un cambio adentro y afuera de la cancha. Hasta en sus palabras parece sonar distinto. “Estoy contento por el rendimiento del grupo. Que es lo más importante. En mi caso, voy tomando ritmo. Estoy feliz”, dijo Carabajal, antes de ver el partido de remanentes entre la “T” e Instituto en barrio Jardín.

–¿El cambio se debe a vos o al DT?
–Es un poco de todo. Primero, si uno no hace un click o no se da cuenta de lo que puede tener, sea quien sea quien te hable, no va a sacar nada. Yo lo hice. Y Forestello me dio mucha confianza, al igual que mis compañeros. Eso es muy bueno en un grupo. Que nos aconsejemos para bien. Para mejorar. Con Forestello charlamos donde hacer la pausa, donde encarar y el lugar para descansar. Cosas que no vemos. Con Favio Álvarez hizo igual. Juego de volante. En los últimos partidos del año pasado estuve ayudando en la recuperación. La idea es que el volante rival se preocupe por uno y no al revés. Tenemos que contagiar a la gente.

– ¿Hay un nuevo Carabajal?
– Puede ser, puede ser, ja. Siempre fui el mismo. En la cancha no lo demostraba. De a poco voy mejorando. En estos partidos, pude llegar a mi casa pensando que dejé todo y que aporté al equipo.

– Se te nota feliz, ¿te entristece lo que Favio Álvarez esté parado?
–Tengo un gran aprecio por él. ¿Sabés las veces que lo fui a ver? Ojalá se arregle para el club y para él. Que quede todo bien.

Momentos bravos. Talleres ascendió, pero para Gabriel Carabajal se vino un conflicto por la actualización de su contrato. Faltó a un entrenamiento por la falta de acuerdo (“Me dan ganas de dejar el fútbol”, llegó a declarar), la suspensión de 15 días lo marginó de los partidos de Copa Argentina con Estudiantes BA y del debut en la B con Sarmiento. “Entrenaba solo con el profesor Navarro y el cuerpo médico”, recordó. Sin embargo, la falta de resultados hizo que Arnaldo Sialle (quien prefería el cambio de aire del jugador) le diera minutos apenas cumplió la pena.

Hasta con una mano enyesada porque se luxó en una práctica. Jugó ante Douglas y fue titular con Unión, para asistir a Marcos Brítez Ojeda en el tanto albiazul.

Tras el aumento pretendido (tiene contrato hasta 2017), Carabajal tuvo una oscilación en su rendimiento y la indefinición de su posición (alternó por izquierda o por derecha) hizo que terminara fuera del equipo. Una lesión directamente lo dejó fuera del papelón “T” ante Villa San Carlos, el partido previo al receso. “Quizá, uno no está preparado para esas cosas. Ya pasó. Quiero olvidarme de eso y pensar en lo que viene”, dijo.

–El DT dice que ya pasaste la etapa de la fascinación por tu exposición, de las salidas, que ve a otro jugador...
–Todo jugador de fútbol pasó por eso. Algunos se dan cuenta rápido; otros, no. Yo tuve gente a mi lado que me abrieron los ojos para darme cuenta de que yo puedo vivir de esto. De lo que a mí me gusta.

–“El tren pasa una sola vez”. ¿Te lo dijeron ya?
– Sí. Igual, en mi vida, no ha sido así. Tuve otras oportunidades. Esta vez estoy arriba del tren.

Albiazules


Avendaño y Shaffer. Se entrenaron a un ritmo menor. Se recuperan de sendas lesiones y se verá si serán convocados para el partido amistoso ante Rosario Central, por jugarse el sábado a las 20.10 en Arroyito o si serán tenidos en cuenta para visitar a Sarmiento de Junín en la reanudación de su participación en la B Nacional, el viernes 7/2 a las 21.

Soria. El segundo refuerzo albiazul jugó un ratito para el remanente. Se pone a punto.