El otro Klusener. El gran 9 de Talleres pasó sus vacaciones en Misiones. Habló con Día a Día de la lucha de su mamá. La familia. El mercadito de su viejo. Sus raíces.

Navega por un espejo ancho de agua. El paisaje es imponente. Muchísima vegetación, en un contexto de silencio recóndito. Gonzalo Klusener está terminando sus vacaciones, pero no va sobre un yate lujoso. Ni el agua es cristalina de color azulado.

Pero, igual, el entorno es incomparable. El goleador de Talleres está en su lugar natal y en vez de elegir un lugar exótico o glamoroso, prefirió recluirse en la tierra colorada de Misiones, subirse a una canoa con los hermanos y meterse en los ríos amarronados para pescar. “Ojo con vocé, que acá la estamos remando”, tira en broma a Día a Día.

Lo neutro se le fue de golpe y suena muy “mesopotámico”. Kluse habla como “cantando”, riéndose y hablando sólo de Santa Rita, del río, de los pescados, de los amigos, de la familia. Ese es el gran refugio del goleador de Talleres. “Sí, podría haber elegido otro lugar para ir. Pero a mí me gusta venirme acá a mi casa, levantarme, tomar unos mates, saludar a los vecinos y darle una mano a mi viejo en el mercadito”, cuenta el 9.

Gonzalo alterna dos horas de entrenamiento personal. Salir a correr, básicamente, pero completar con trabajo físico. Y también doméstico. “Hoy hicimos como 20 kilos de chorizo. El carnicero prepara el relleno y yo lo ayudo, vamos embutiendo y atando”, dice como remarcando. Kluse sigue: “Con el Toti (su hermano Álvaro que juega en Estudiantes de La Plata) vemos mucha gente en el negocio de mi viejo y ahí nos ponemos a despachar, a atender a los clientes”.

De golpe la comunicación se interrumpe, más bien Gonzalo se distrae: “Cómo anda la chiquita del tío”. Klusener mima a las sobrinas que acaban de entrar en la casa. Valentina, de un año y medio y Abril de cuatro irrumpieron en la siesta y es un motivo suficiente como para dejar de lado por unos segundos la charla, la entrevista. Son las hijas de Cristian, su otro hermano. Luego, otra vez, el diálogo de lo pasado y de lo que viene.

–Fue un año “variadito”...
–Fue tremendo. Me pasó lo mejor en mi carrera que fue el ascenso con Talleres, tuve un muy buen año en lo futbolístico.

–¿Y en lo personal muy difícil?
–Fue duro, complicado...

Klusener hace una pausa como si hubiera sido la última pitada de un cigarro espeso detrás del ventanal de un bar. Después exhala. Se nota un tono serio por teléfono.

“Tuvimos la desgracia de la muerte de mi suegra (la mamá de Sabrina, su compañera de siempre) y la enfermedad de mi mamá, pero está muy bien gracias a Dios”, dice como aliviado.

Su mamá es Yiya, que cumplió el 31 de diciembre pasado, a un pasito del año nuevo, sus 54. Y la peleó duro tras el diagnóstico de cáncer de mama. “Todos los años nuevos a las 11 cortamos la torta y le festejamos el cumple a mi mamá. Después, brindamos por el año, jeje. Mi vieja es muy fuerte y no es demostrativa y si está mal o está bien no es de demostrar mucho. Hoy uno lo puede contar con alivio y confiar en los médicos y tener fe en que las cosas son difíciles y pueden salir bien”.

–¿Y cómo fue jugar con esa carga emocional?
–Pude canalizarlo en lo deportivo. En ese sentido gracias a Dios por suerte no me fue mal. Fue por las personas que están al lado de uno y que no la están pasando bien. Era un desafío, sumar anímicamente y sacarles una sonrisa.

–Motivación extra que te sostuvo como un goleador “intratable”...
–Jaja, no, acá la única goleadora es mi vieja

Se puede dividir en dos partes el año que pasó para Gonzalo Klusener y para Talleres. Desde Misiones hizo su análisis y hasta su autocrítica por cómo se cerró el 2013. “El ascenso fue lo mejor que me ha pasado, un objetivo claro que teníamos que cumplir y que lo hayamos logrado por la trascendencia que tenía fue enorme”, contó el 9 de Talleres, protagonista excluyente del ascenso albiazul y agregó: “Tuve la suerte de ser reconocido en mi provincia y fue un halago muy grande para mí, que me hayan elegido el deportista del año.

El logro del año pasado representa en él lo mejor que le pasó en su carrera hasta ahora. Igual, el goleador de la T siempre quiere más. Siente que se puede crecer y que aún no hay techo. Igual, después de todo eso, automáticamente reflexionó: “Fue hace seis meses y la gente está exigiendo cosas. Y Talleres es así, uno lo tiene que entender y queremos mejorar la campaña que venimos realizando”.

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Despensa Santa Rita, con su papá Nanico y su mamá Yiya.
Para el 9 “es así el club”, porque aún el ascenso es algo reciente, pero su mentalidad está puesta de lleno en la presente B Nacional. “Tenemos que mejorar, tenemos con qué”, completó.

Respecto de la designación de Rubén Forestello, Kluse señaló: “Me gusta que haya llegado Rubén. Y esperemos que nos podamos acomodar con su manera de trabajar. Cuando uno arranca uno tiene una expectativa grande. Uno quiere pelear arriba y ojalá al final del campeonato podamos estar cerca de conseguir algo importante”.

Sería algo muy opuesto al final de la “Era Sialle”. Klusener fue elocuente: “Duele porque no era la manera en que queríamos despedirlo a Cacho y jugamos muy mal aquel partido con Villa San Carlos (último partido del año y derrota 3-2). Nosotros queríamos ganar para terminar con 28 puntos. Terminamos perdiendo un partido impensado duele que se vaya Cacho porque era uno más del grupo. Nosotros tenemos que hacer lo mejor de ahora en más para el club”.

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Gonzalo ayudando en la despensa.

Klusener, vida de pueblo


Vacaciones y laburo. Gonzalo se la pasó de vacaciones en Santa Rita y haciendo turismo por los ríos de su provincia. Con su compañera Sabrina (aficionada a la fotografía) no paró entre el laburo en lo de su papá, la despensa-mercadito es un lugar por el que pasan los hermanos Gonzalo y Toti (delantero de Estudiantes de La Plata) y los paseos por el pueblo y los ríos misioneros. “La pasamos bárbaro. No hay como mi provincia. Tienen que venir a conocerla”, dijo.

Además hizo la “reposición” de yerba que trae en su auto para la pretemporada: “Hay varios que me han pedido”. Y sí, por ahí si algún hincha de Talleres anda por Santa Rita en Misiones pregunte por los Klusener.

El goleador de la T Gonzalo Klusener, que mañana estará junto a sus compañeros comenzando el año de Talleres, habló desde Misiones y contó cómo fueron sus vacaciones.

"Me repartí trabajando en el negocio de mi papá, en la despensa, paseando por la provincia y yendo a pescar con los amigos y hermanos", contó Klusener a Día a Día.

El goleador de la T se refugió en su familia y se refirió a la salud de su mamá. "Por suerte está muy bien", expresó. Mañana, entrevista con el 9 de la T que habla del año que pasó y las ilusiones para este 2014.