“Chacho”. Nacido en General Cabrera llegó a su primer título a los 25 años. En 2010, quedó libre de Talleres ganando $ 2.000. Pasó por Atlético Tucumán, fue a Ferro y explotó en San Lorenzo. El año pasado se entrenó con la selección.

¿Quién lo ha visto y quién lo ve ahora al cordobés Julio Buffarini? Coronado de gloria, con la Copa en una mano, abrazado por Juan Antonio Pizzi y esperando su turno Marcelo Tinelli. Todo el mundo San Lorenzo lo viva. Hasta el papa Francisco quiere un poco de ese festejo interminable. De Cór­doba se fue siendo “el Colorado” o “Chacho”.

En Buenos Aires fue “Buffa” para la gente; “Julito” para los entrenadores o “Julio”, para Alejandro Sabella, quien lo llevó una semana a la selección en 2012. El festejo sigue, pero el ahora lateral abre su celular y atiende a Mundo D.

“Esto es hermoso. Increíble. Histórico. No sé si van a caer primero los hinchas o nosotros. Porque mirá que la tuvimos difícil. Muchos llegamos y dejamos al equipo en Primera con la promoción y ahora fuimos campeones. Luché mucho para esto. Quedamos en la mejor parte de la historia”, dijo Buffarini.

–¿Cómo fue el festejo en el vestuario?
–Tratamos de ser cautelosos. Para evitar problemas. Queríamos dar la vuelta. Pero por respeto a la gente de Vélez, fuimos al vestuario. Con los dirigentes, cuerpo técnico, etc. Armamos un grupo muy unido.

–Hablaste de Tinelli...
–Es un premio para él. Se jugó por nosotros. Me adoptó un poco. Imaginate, yo a él lo veía por televisión y hace un ratito festejaba conmigo y los chicos en el vestuario. Es un sueño hecho realidad, también. No le voy a sacar nada. No hace falta.

–Casi te vas a ver al Papa...
–Soy uno de los cuatro capitanes del equipo. Fueron otros muchachos. Pero la verdad es que tengo muchas ganas de irme para Córdoba. Seguro estaré en breve.

–Guillermo Barros Schelotto dijo que el mejor fue “su” Lanús.
–Nosotros salimos campeones. Si hubieran sido mejores, habrían levantado ellos, la Copa. Ya está.

Julio hace una pausa. Se toma unos segundos. ¿Cuánto tardará en tomar conciencia de este título? “Ya me caerá la ficha. Pienso en mi familia. En mi viejo, Julio. Estaban todos en la tribuna. Ellos saben lo que me costó llegar a Primera. Ustedes también ahí. Estaban en el día a día. Todo lo que viví. Jugar mi primer partido en Talleres, el descenso. Ahí me voy a retirar. Los tiempos de Atalaya. La llegada a San Lorenzo. Este título, en uno de los mejores campeonatos del mundo. Con la gente no tengo más que palabras de agradecimiento. Estuvieron siempre. Cuando nos salvamos del descenso, cuando quedamos fuera de la Sudamericana, lo que fue perder la final de Copa Argentina. Pero ya está. Logramos el título. En estos dos años pude hacer muchas cosas, inclusive, desde San Lorenzo fui a la selección. Algo soñado”, dice.

“Buffa”, la historia


–¿Por quién jugás al fútbol?
–Por mi viejo. Me llevaba de chiquito a la cancha. Desde los 5 años. Yo quería jugar y él me llevó. Junto con mi vieja Alicia me apoyó siempre. Todos. Mi tía, la nona, mi hermana. Ahora tomaron la posta mi señora y mi nena. Ellos me alientan cuando llego con malhumor o porque no salen las cosas.

“Chacho” juega por eso y por su factor H. “Lo mío es una historia de lucha y sacrificio. Eso. Nada más”, no se cansa de decir.

Porque miren que “Chacho” peleó y peleó. En la pensión del Cerro de las Rosas uno de sus encargados se sorprendió una noche porque entre los pibes que hacían malabarismos con unas pelotitas en una esquina estaba el propio Buffarini. “Lo hacíamos para reírnos. Ganábamos unos pesos”, recuerda.

Después hubo otro episodio increíble. Su primera pretemporada en Talleres fue desopilante. Piero Foglia, entonces encargado de las divisiones inferiores de Talleres y quien había traído a “Chacho” desde Atalaya, insistía una y otra vez para que Roberto Saporiti llevara al pibe. Y el DT no quería saber nada. Al final, fue de ayudante de utilería de Humberto Román.

“Al final terminé jugando. Después pude debutar en Talleres, ja”. Fue el mismo entrenador que luego dijo que Buffarini valía dos millones de dólares.

Al final, el volante quedó libre de Talleres en 2010 con 77 partidos y un gol. “Buffa”, se fue a Atlético Tucumán, pasó por Ferro y llegó a San Lorenzo. Allí lo dirigieron Leonardo Madelón, Ricardo Caruso Lombardi, le pusieron “Moni” Argento (por la cabellera colorada que lo emparentaba con el personaje de Florencia Peña en Casado con hijos), conoció a Marcelo Tinelli, la gente reconoció su enjundia en la lucha por permanecer en la categoría tras las promociones con Instituto. Llegó su primer gol (a Colón), el llamado a la selección, lo dirigió Juan Pizzi y fue campeón.

–En Córdoba, mucha gente siguió el partido. Los de Talleres querían lo mejor; otros, no tanto...
–Nadie fue indiferente. Los de Belgrano e Instituto no le dieron mucha importancia a esto. Los de Talleres, sí. Ellos festejaron. Acá hay unos hinchas de San Lorenzo, que también hicieron la peña de Talleres. Es un orgullo. Talleres va conmigo a todos lados. En cada partido, en cada avance, en cada nota. El club me dio la vidriera, la posibilidad de jugar en Primera, de ir a un grande.

–¿Por qué te fuiste de Talleres?
–Me tocó madurar de golpe en Talleres. Es la realidad. Tenía 17 años y ya estaba en Primera. Fue de golpe. No sabía tirar los centros. Estaba acelerado. Fue la falta de inferiores. La gente me castigaba mucho, pero no veían que quería mejorar. Haberme casado con Florencia y tener a Martina me dio tranquilidad... Yo sé que voy a volver a Talleres. Mi idea es retirarme ahí. Lamentablemente, viví una etapa dura de la dirigencia. Algunos no quisieron arreglarme el contrato. Se fueron; luego, vinieron otros con los que tampoco terminé de arreglar. Uno siempre trata de progresar. Con dos mil pesos mensuales y pagándome el departamento era difícil poder asegurar el futuro de mi familia. Me tocó irme por la puerta de atrás por no poder conseguir algo importante con Talleres. La gente me reconoce sin haber ganado nada. Eso es un orgullo. Por eso, tarde o temprano, voy a volver y bien.

–¿Y de Atalaya no decís nada?
–Siempre me hablo con mis compañeros. Con Piero Foglia. Ahora se están armando de nuevo. Los fui a ver hace poco. Me pone muy contento. Llevamos algunos botines. Ahí fui antes de ir a Talleres.

Selección. El año pasado, Buffarini fue convocado por Alejandro Sabella para jugar dos partidos ante Brasil para la selección local. Al final, solamente entrenó.

–¿Qué rescatás de esa semana en la selección?
–Todo. Fue hermosa esa semana. Hablar con Sabella, estar entre sus planes. El mensaje es que hay que hacer bien las cosas en tu club y que en los momentos más difíciles es cuando más fuerte hay que estar. Gracias a Dios tengo la cabeza bien dura. Viví momentos difíciles. Pero siempre me levanté y conseguí lo que quería. Mi historia es de pura lucha y sacrificio.