Los Ludueña. “El Hacha” aún sueña con ver a su hijo en la “T”, como los Willington y Rivadero.

¿Quién podría dudar de que Luis Antonio “Hacha” Ludueña no es un hombre Talleres? ¿Quién sería capaz de negar que su hijo Daniel Emanuel Ludueña no pueda cumplir el sueño postergado de ponerse la camiseta albiazul y darle la satisfacción al “viejo”? Nadie.

Ambos se fundieron en un abrazo y ayer pasaron parte de la tarde juntos. Daniel llegó a Córdoba con la delegación de Pachuca, el invitado para el partido que será el evento central de centenario de Talleres. Y su papá, fue a recibirlo.

“Algún día me gustaría jugar en Talleres. Sería un sueño. Ojalá se dé. Ojalá pudiera cumplirle el sueño a mi viejo. Seguramente volveré cuando pueda darle cosas aún a Talleres. Hace nueve años que estoy en México. Mis hijos nacieron allá y la familia está instalada. Así que uno está feliz. Me quedan dos años de contrato. ¿ River? También. Sería impresionante volver”, comentó “el Hachita”.

“Estamos muy contentos de estar en Córdoba. Muy felices que se cerró este amistoso y justo contra Pachuca. Va a ser impresionante ver el estadio lleno. Hace dos meses que veníamos escuchando que se hacía este partido, y llegó el día y acá estamos. Se vendieron todas las entradas y no me extraña porque ya he venido como hincha a la tribuna y ver la cancha llena es impresionante. Ahora me va a tocar ver la fiesta desde adentro. Siempre fui de Talleres y River. Cuando éramos chicos teníamos eso de elegir uno de acá y otro de la capital”, agregó el volante de Pachuca, que tiene un andar regular en el certamen mejicano.

“El Hacha” también sueña con la posibilidad de que sus hijos sean hombres Talleres como él. “Me gustaría que así fuera. Como que Daniel sabe que deberá jugar en San Lorenzo de Córdoba, donde yo nací. Pero la verdad de por qué mis hijos y mis nietos no están en Talleres es porque hubo personas que los rechazaron siempre. A Daniel lo llevé de pibe y me dijeron que había muchos como él, pero que como yo no andaba bien económicamente, entraban los hijos de gente rica, que al año dejaban de jugar. A Gonzalo, su hermano, lo ofrecí hace poco cuando se vino de Perú y ni siquiera me contestaron. Mis nietos tampoco. A uno de ellos le dijeron que se tenía que tirar al piso. A ese DT le dije: ‘¿Cuándo me viste que yo me tirara al piso?’”, explicó “el Hacha”.

“Pero acá lo importante es que se vivirá una fiesta como la del centenario que será única y de la que seremos partícipes. Estoy agradecido a la gente y a todos los que hacen e hicieron Talleres como Nuccetelli”, cerró “el Hacha”.

Los Ludueña estarán unidos en esta fiesta y esa historia familiar de ser hinchas de Talleres fue más profunda con otros apellidos igualmente importantes. Los Willington, Taborda, Rivadero, Astudillo, Muggione, Valencia (el hijo llegó a jugar en inferiores), Bevilacqua, Coleoni, Shaffer, Díaz (Agustín y su padre), por caso. Hubo jugadores, que luego fueron DT, o que tuvieron su paso por el semillero. Actualmente Javier Villarreal, ya retirado, tiene su hijo jugando en inferiores.

Ese legado también ocurrió en la tribuna donde se mantiene vivo el mito de grandes jugadores, entrenadores. Como hoy varios dirán: “Es el Hacha. Mirá al Daniel. Valenciaaaaaa. La Wanoraaaa. Tenía razón mi viejo. Eran reales”.

Pachuca pisó el Kempes


La visita. El plantel de Pachuca llegó ayer a la mañana a Córdoba y se entrenó anoche en el Estadio Kempes, el escenario del partido del centenario que largará a las 00.10 de mañana. Todo bajo la atenta mirada del cordobés Andrés Fassi, vicepresidente del club, y el técnico visitante, Enrique Meza.

Con la Banda. Al llegar a Córdoba, el ex-River Fernando Cavenaghi habló de un posible regreso a Núñez: “Siempre está la posibilidad de volver. No sé cuándo ni quiero hacer promesas. Pero en algún momento voy a volver a River”, aseguró.

Con todo. Talleres suspendió su entrenamiento de hoy a la mañana para afrontar el juego de esta noche. Tanto Pachuca como la “T” pondrán sus primeros equipos. En el Albiazul se administraba la idea de que los titulares jugaran sólo un tiempo. En ese caso, el complemento sería asumido por el remanente.