Empató. La racha del equipo de Arnaldo Sialle quedó en tres triunfos consecutivos. Ayer, a cinco minutos del final, Ferro llegó a la igualdad.

No era un lunes cualquiera. Hacía cinco años, tres meses y 10 días que Talleres no se presentaba en la cancha de un equipo de Capital Federal o el Gran Buenos Aires. Desde aquel fatídico sábado 13 de junio de 2009, cuando empató 1-1 con Quilmes en el sur bonaerense y se desbarrancó de la B Nacional al Argentino A, nunca más hasta ayer la “T” había pisado aquellos escenarios donde escribió algunos capítulos brillantes de su casi centenaria historia.

En un día y en un horario insólitos (jugar un lunes a las 16 casi es una falta de respeto al verdadero hincha de fútbol), la vieja cancha de Ferro en Caballito fue, entonces, el lugar del esperado retorno. Pero la satisfacción no resultó completa. A sólo cinco minutos de poder lograr su cuarto triunfo en serie en el torneo de la B Nacional, el conjunto “verdolaga” que ahora dirige la dupla Luis Medero y Claudio Marini le arrancó un empate 1-1 que premió tanto su insistencia en procura de esa igualdad como castigó la exagerada defensa que hicieron los albiazules del 1 a 0 que había conseguido de cabeza el goleador Gonzalo Klusener a dos minutos del cierre de la primera etapa.

“Nos fuimos muy atrás sin querer. Es cierto que Ferro en el segundo tiempo, se nos vino bastante arriba. Pero en los próximos partidos, tendríamos que tratar de no meternos tan atrás para que esto no nos vuelva a pasar”, analizó el “9”.

En nombre de los jugadores, Elvio Friedrich asumió el error que acaso terminó costando el empate. El volante no le sacó el cuerpo a la autocrítica en caliente.

Y a la salida de los vestuarios admitió que “nos faltó tener más la pelota” y que contra Gimnasia de Jujuy “ellos no fueron tan superiores como lo fue Ferro pero también nos metimos atrás, pero menos que hoy (por ayer)”.

No es posible (ni serio) conjeturar si Talleres hubiera ganado de no haber retrocedido tanto y por tanto tiempo. Es cierto que Ferro está muy lejos de ser una superpotencia ( lleva seis fechas sin triunfos y ya cambió de técnico). Y que con un poco más de osadía y bastante menos de mezquindad, bien pudo la “T” haberse alzado con los tres puntos. Pero la única verdad es lo que pasó. Y lo que pasó fue que en la segunda etapa, se renunció a todo, se eligió jugar muy cerca del arco de Pablo Santillo y se apostó por una resistencia que acabó desmoronándose a cinco minutos del final con un gol de cabeza del cordobés Israel Coll. “Estuvimos cerca de ganar, pero pensándolo bien, el empate no estuvo tan mal”, opinó con realismo el volante Marcos Brítez Ojeda.

El ex Independiente Rivadavia de Mendoza reconoció que no tuvo un buen partido y que debió luchar antes que jugar. Pero también vaticinó que “si el sábado le ganamos a Independiente, este punto se va a valorizar muchísimo más. Siempre es bueno sumar fuera de Córdoba aunque es cierto que pudimos habernos traído los tres puntos”, señaló Brítez Ojeda.

El sábado, los ojos de buena parte del país futbolero se posarán en el estadio Mario Alberto Kempes. Talleres e Independiente jugarán un partido con resonancia de épocas mucho mejores para uno y para el otro.

Hubiera sido un antecedente importante para la “T” llegar a semejante choque con un envión de cuatro victorias al hilo. No pudo ser. Y la responsabilidad es suya y sólo suya. Se enamoró tanto de la victoria que la dejó escapar cuando ya la tenía rodeada entre sus brazos.