El Albiazul volvió a ganar anoche en Córdoba y su ilusión está más firme que nunca. Alcanzó a Maipú arriba.

Alguien lo tenía que decir (o escribir). Alguien se tenía que animar a contar la verdad de la milanesa. A llamar a las cosas por su nombre. Alguien tenía que cortar con tanto puterío barato. Si hasta parecía que Jorge Rial quería hacer su programa chimentero desde La Boutique.

Acá va la verdad, señoras y señores tallarines: Gabriel Carabajal no fue a entrenar porque se quedó dormido. O soñando despierto. Sépanlo. El pibe, tan hincha de la T como los que estuvieron anoche en el mítico Mario Kempes, gambeteaba entre las sábanas imaginando que se sacaba de encima dos defensores de Racing de Olavarría y le hacían otro penal. Era el minuto 46 del ST. Y otra vez le tocaba patearlo a él como contra Sportivo Belgrano para ser el héroe. El Gabi no fue a entrenar por eso. Porque en ese estado de somnolencia viven los hinchas de Talleres.

Anoche, en el ex Cható, los grones que se quedaban dormidos parados en la Willington lo entendieron a su jugador estrella. Y se sentían en otro partido. Ya, por fin, dando la vuelta. O en una categoría superior. Ya dejando atrás ese recalcitrante y puto Argentino A. Pero justo al lado tenían a otro que sostenía los ojos. Que no los cerraba. Y le decía: “Todavía falta, macho. Todavía falta”.

Talleres sueña despierto. Jamás desde que está en el Argentino A estuvo tan encaminado para lograr el ascenso. Y anoche volvió a dejar claras muestras de que va rumbo a eso. Que el sueño es real y palpable. Que se puede tocar. Que hay material como para dejarse llevar por esa amiga traicionera que es la ilusión. Le ganó renegando mucho a Racing de Olavarría. Y costó.

Claro, el hincha de la T ya no quiere tener más pesadillas nocturnas. Esas en las que aparece llorando en el medio de La Boutique el Polaco Gianunzio después de quedar eliminado otra vez. O una de las más feas, en la que un arquero gordito de Brown de Puerto Madryn (¡Brown de Madryn, eso sí que es una pesadilla¡) se ataja todo en la misma Boutique. Ni hablar de esa otra en la que Etulaín sale mal a un centro y hay gol en contra de Rezzónico, mientras el Chaucha Bianco se agarra la cabeza. O peor, hay otras en las que Ahumada y Saporitti están diagramando en una oficina el equipo que vendrá.

Talleres pretende dejar atrás todo eso. Con un club que empezó otra vez a ordenarse por esos soñadores que formaron el Fondo de Inversión con Escribano a la cabeza. Uno de esos tipos que se mete una imagen en la cabeza y pelea hasta conseguirla. Ahora se le puso que Talleres tiene que estar en Primera. Jugando con Boca y River. “Sueño todos los días con el ascenso. A cada rato”, confiesa el propio Escribano en cada nota que le hacen. También lo dijo el gran capitán Javier Villarreal. Se ve entrando a la cancha con sus hijos de la mano.

Por eso se quedó dormido Carabajal. Porque vive esa realidad paralela que se llama Talleres. Perdónelo, don Cacho Sialle. Y es difícil vivir así por estos días, cuando se está jugando algo tan importante como este ascenso en el Reducido. Como no te vas a quedar dormido, Gabi. Si todo Talleres anda por las nubes.

Anoche, en esa victoria que no fue una victoria más ante Racing de Olavarría quedó otra vez clarito. Alguien tenía que decir la verdad. Y que quede asentado: a veces sólo en los sueños las cosas como Talleres pueden ser realidad.

Puntos. 13. Ganó cuatro y empató uno, por eso el Albiazul alcanzó a Maipú, que anoche empató 0-0 como local Gimnasia y Tiro.

Goleador. 20. Los goles de Klusener en la temporada. Es uno de los pocos jugadores de la T que hizo 20 en una temporada en AFA.

Retiro. Acosta. En la jugada del penal vio agarrón de Erramuspe y no dudó. En las imágenes de TV se vio la jugada y hubo agarrón.