En una noche especial, Talleres venció 2-0 a Instituto. Hubo un respetuoso minuto de silencio por Marisol Oviedo. Conmovedor.

Todos los minutos tienen la carita de Marisol Oviedo. Cada minuto que pasa es algo que se rompe en el aire.

Una especie de bronca, de ganas de sacudir todos los silencios, las preguntas, los motivos, el dolor. La vida sigue allá. Y también acá. Por eso su hermana Maribel, lejos de quedarse encerrada en su pieza, anoche llegó hasta el Kempes para ver a su Talleres. Al Talleres de las dos, que les regaló un triunfo ante Instituto. Fue 2-0 en el marco de la primera fecha de la Copa Córdoba ante unas 25 mil personas. Gracias a la efectividad de su goleador, otra vez figura en el albiazul.

El fútbol es muy poco al lado de la vida. Pero también es un espejo, el reflejo del ser humano atravesado por el triunfo/la derrota/los sueños. Aunque la Melli Maribel todavía busque respuestas en la sede la T, también gritó el gol de Klusener. Acaso para olvidar -aunque sea por un minuto- todas las tristezas del mundo. Porque el fútbol también es un lugar de resistencia.

Un minuto de silencio antes del partido en homenaje a Marisol. Un minuto y chirolas tardó Gonzalo Klusener en tomar distancia para luego patear el penal. Le entró fortísimo para el 1-0 de Talleres y quebró el molde de Kudelka. Un grito de descarga, un minuto para tapar la herida de un pueblo (el de Talleres) que volvió al Kempes preguntándose si esta vez sí, por fin, se acabará el infierno de jugar el Torneo Argentino A.

Algo es algo. No se trata de conformismo. Pero los muchachos de Sialle mostraron buenas intenciones. Por derecha lastimaron con Chávez y Carabajal, cada vez que la tocó. El problema estuvo atrás, en el retroceso defensivo de un equipo que todavía busca sincronización en los tramos finales de la pretemporada.

Pero otra vez apareció Klusener para maquillar todo. Anticipó a toda la defensa de la Glo y, de cabeza, puso el 2-0 inamovible.

Los puntos altos fueron el orden de Leyes, la colaboración de Díaz para iniciar la jugada y la velocidad de Gabi. Adelante, Klusener demostró que cumple con su misión: mandarla a guardar. El problema fue que pocas veces sorprendió por las bandas: Olego y Nahuel Santos se proyectaron sin asustar a la Glo.

Está claro que Cacho todavía busca el mejor funcionamiento. Anoche se vio en acción a Anibal Medina, uno de los refuerzos, quien cumplió. Pero no jugó Benítez, otro de los que pidió Sialle para encarar lo que se viene.

El final fue un grito de esperanza. De Klusener. De los hinchas. De la Melli Maribel. De todos los que todavía encuentran en Talleres un minuto para sostenerse. Aunque la vida también incluya los minutos de silencio, los adioses; y ahí está el fútbol como reparo para no bajar los brazos. Pese a todo.

Otra vez. Gonzalo Klusener volvió a demostrar que está en un gran nivel y hace crecer la fe de los hinchas de la T.

“Ahora, a pensar en Belgrano”


Fue una gran manera de mostrarse ante el gran público. Talleres dio muestras que siente ir por el buen camino y así lo demostró en el triunfo 2-0 sobre Instituto.

Tras la victoria, el defensor Jesús Nievas analizó: “El comienzo fue trabado, pero hicimos méritos para ganarlo. Estoy contento por la victoria, pero sabemos lo que se viene. Está claro que el objetivo es el ascenso”.

Por su parte, el volante Agustín Díaz indicó: “Manejamos muy bien la pelota. Estuvimos bien con la pelota y ahora nos queda esperar el partido con Belgrano”.

En tanto, el goleador Gonzalo Klusener afirmó: “Gracias a Dios pude convertir y, mientras ayude al equipo, bienvenido sea. Hicimos una muy buena pretemporada.

Estamos afinando el funcionamiento y queremos llegar de la mejor manera al torneo. Ahora, a esperar el partido de Belgrano”.