Maxi Salas y el futuro. El gerente deportivo analizó con Día a Día el 2012 y, como todos, sueña con llegar a la B Nacional. “El resultado siempre es fundamental, es lo que nos falta”, dijo.

Está sentado en una oficinita. Corre la puerta y la empuja. Chiquita. Luego invita a pasar. Es un día voraz, de esos que consumen el Mundo Talleres. Maximiliano Salas se sienta, cruza sus manos y sonríe esperando el comienzo de la charla.

“¿Qué películas hay en alquiler?”, se le podría preguntar. Porque, por más que sea el gerente deportivo del club, luce como un sonriente muchacho de un videoclub detrás del mostrador, con una gran cantidad de DVD apilados a sus espaldas ordenados con prolijidad, en una buena cantidad de estantes.

“Mirá, estos son los partidos del año de la primera. Éstos otros los que pide Cacho Sialle de los rivales. Estamos armando un amplio departamento audiovisual. Allá tenés todos los partidos del Tallerito”, cuenta Maxi y no para de dar detalles a Día a Día. Lo peor de su día es la dependencia de los acontecimientos que se reflejan en su teléfono celular. “Te pido disculpas, viene Luis Galván, tengo que hablar sí o sí con él”, dice Salas.

Una leyenda de cabello ceniza se aproxima por el pasillo, sonríe también, hace una broma y pasa. Parece mentira que ese señor haya sido una verdadera pesadilla para Resenbrink o Rep, aquellos atacantes de esa poderosa Holanda en la final del Mundial 1978.

Galván es coordinador de las escuelitas de fútbol del club y llega para la reunión que posterga la charla. Habrá que esperar un poco. Luego, el hilo de la conversación se cortará varias veces. Maxi vivió un cierre de año calentito en la T. “Los refuerzos te llevan todo el día, las charlas, las exposiciones que uno debe hacer ante la dirigencia, luego el diálogo con Cacho (Sialle), que algunas cosas lleguen al predio para los chicos y que se ultimen detalles de la pensión”, lo cuenta Salas, todo en un mismo combo. Pero a la hora de hablar, de conversar, el Gerente igual no parece tan relajado. Sabe que está en el medio del río aún y que la costa de enfrente es el mes de junio.

“Hemos llegado a un punto que el resultado y la posición (escolta en la Zona Norte del Argentino A) nos dice que estamos en un buen momento. El actual equipo debe crecer en cuanto a su juego e individualidades para poder confirmar todo lo bueno que ha mostrado este semestre que pasó”, asegura el responsable del fútbol de Talleres.

Sin embargo, sobre sus espaldas aún pesan los seis meses anteriores, que dejaron el sabor de la frustración al hincha y que la expectativa por algunos buenos refuerzos (en los papeles previos) convirtieron la realidad de la T en un verdadero fiasco. Pensar en jugadores que llegaron con cierta chapa, pero que no terminaron rindiendo. Más allá de que a Salas, la responsabilidad del armado le cabe recién desde junio del año pasado (asumió en octubre de 2011).

“Uno trata de hacer un análisis muy profundo para cuando se toma una decisión de minimizar el margen de error. Es lógico que cuando incorporás muchos jugadores, unos van a rendir y otros no, como uno espera. Uno espera por esos jugadores para formar quizás una base. No hay una explicación lógica, por cómo llegan, quizás en un muy buen nivel y resulta que justo ahí decaen. Además de las presiones por usar esta camiseta”, sostiene Maxi quien no esquiva el bulto y sabe que es corresponsable de parte de esta realidad. Ha pasado el 2012.

El gerente aún tiene deudas pendientes, sabe que el resultado deportivo será una variable determinante para la gestión no sólo deportiva sino también institucional.

“El resultado siempre es fundamental y potencia todo. Es lo último que nos falta. Con los jugadores, permanentemente, vamos hablando. Hay mucha confianza de parte de ellos y se dan cuenta que es un equipo que tiene posibilidades. Veo un plantel comprometido con el objetivo del ascenso. Ellos saben que pueden quedar en la historia”, resalta.

Estar en todo. Salas no para. Se levanta muy temprano y además de ocuparse de ser padre de familia, su vida esta signada por las múltiples actividades que le demanda Talleres. Desde ir a hablar con los padres de algún pibe a viajar para inaugurar una escuelita o a visitar alguna filial. Mientras, las charlas individuales con cuerpo técnico, jugadores y dirigencia son constantes, todo el día, personal o telefónicamente. Y a eso se suma su vocación por el perfil bajo. “No, fotos no. No me hagas esto”, dice a regañadientes, antes de posar para el fotógrafo.

Sabe que los protagonistas son otros, que prefiere tomarse un mate en la intimidad, tranquilo, hablar de fútbol y recluirse, “guardarse”, pero al menos sabe que su posición es incómoda desde ese punto de vista, porque está “expuesto”. Aunque a la hora se retomar la charla, casi no duda: “Este club está volviendo. Se nota el trabajo que se está haciendo. Hay orden, seriedad, una idea de institución que nunca la vi en el club nunca, ni en mi época de jugador”. Justamente será eso, “ascenso o nada”, como todos los piensan.

“Talleres volvió a ser un club creíble, confiable. Yo siento que eso se está consolidando de una manera espectacular. Se nota en la cantidad de jugadores que se han mostrado interesados en venir. Los ofrecimientos que hemos recibido. Es impresionante, incluso comparando con el torneo pasado”, rescata Maxi, sabiendo también que del otro lado hay alguien que espera un guiño. El hincha, el pobre tipo que pide a los gritos que esto se acabe. “El ascenso potenciaría de manera exponencial todo y hoy en día el hincha de Talleres ha madurado y valora que el club esté en estas condiciones. Sin lugar a dudas todos queremos el ascenso, pero el hincha también valora la situación institucional y no quiere volver a pasar lo que se pasó en otros tiempos”, cierra.

A Maxi le suena el teléfono otra vez. El día terminó, pero es sólo una cruz en el largo calendario.

“Es imposible sin un orden institucional”

Maxi Salas recuerda sus épocas de jugador y piensa que esta es otra realidad. De hecho, cuando le tocó vestir la camiseta albiazul en dos épocas diferentes, coincidieron las “crisis”, la falta de recursos y además un desorden interno que era elocuente.

Después de aquellas vivencias, siendo hoy gerente deportivo del club, siente que no se puede empezar a hablar en serio, si las cosas son opuestas a aquellas épocas.

“El orden institucional es la base de todo. No puede haber proyecto deportivo sin ello. Hay que ver cómo están hoy las inferiores”, expresó Maxi Salas a este medio. Salas llegó en octubre de 2011 a la institución. Con él Adrián Ávalos coordinador técnico en inferiores y Pablo Gibelli también en la coordinación. “Es para valorar cómo está Talleres hoy, que tiene las cuentas al día, que se pude trabajar con tranquilidad y eso es fundamental para crecer como institución y para conseguir el resultado deportivo en el día de mañana. Está demostrado que los que han logrado resultados son los que han hecho trabajos a largo plazo con orden y seriedad y Talleres hoy en día está trabajando en ese sentido”, completó.

Secretaría técnica. Hay un trabajo a fondo que se lleva a cabo con el rastrillaje de jugadores, seguimiento y un análisis exhaustivo “Queremos potenciar eso”, dice Maxi Salas que organizó una base de datos de jugadores del país y del exterior que se están observando de manera permanente.