Efectivo. La T lo dio vuelta con los goles de Klusener, y el futbol del Tin, quien lo habilito en los dos tantos. Otro triunfo para seguir prendido.

Talleres nunca resignó puntos contra Alumni de local y anoche tampoco lo hizo. Su goleador, Klusener, venía de anotar tres y ahora hizo dos. Con eso le alcanzó para otro triunfo y seguir prendido. Madrugar como lo hizo en Salta le cayó bien a los de Sialle y en el arranque mismo Santos obligó a Basabe a un estirada por un tiro libre desde el borde derecho del área. Pero el que pegó primero fue Alumni, cuando el partido era de Talleres aunque sin un asedio real. El veterano Rena se tuvo fe, probó desde 25 metros con un derechazo que pareció descolocar a un Agiar estática e infló la red. Otra vez, la T a rimarla de abajo. Como contra Sportivo, como ante Tiro, como frente a Guaraní... como tantas veces. Y una vez más se le fue encima al rival, con furia, con ímpetu, con el fragor de la gente. Como casi siempre.

Basabe debió trabajar horas extras y la más difícil la tuvo que sacar abajo cuando Olego quiso repetir el golazo que había anotado ante Sportivo, capturando un rechazo en el área tras un corner.

Talleres merecía el empate y Klusener entró por la puerta grande al área, invitado por el jugadón del Tin Díaz que la abrió de par en par, y definió a lo goleador a cinco del final de la etapa. Alumni quedó contra las cuerdas, tambaleando ante un adversario que lastima.

Sialle debió quemar dos cambios en el entretiempo, con Nievas por un Trulls atontado por el golpe con Rena, y Leyes por un Villarreal que jugó disminuido. Pero el camino ya estaba abierto y por allí transitó el cerebral Díaz para el centro al corazón del área, donde late fuerte Klusener, enamorado de la red. El 2 a 1 y otra vez remando desde abajo. Un ADN de este equipo.

Después, el partido transitó en tramos sin dueño. Alumni intentaba y mucho no podía. Y en Talleres, Bottino no terminaba una, Carabajal no empezaba ninguna y Olego, ni una ni otra. Claro que la T tenía el fútbol del Tin y los goles de Klusener, y juntos eran letales.

Al final, Talleres marcó la diferencia por su goleador y por la historia.