“Cacho”. El DT asumió el 14/11/2011. Es el que más duró en el Argentino A. “Sé que vamos a ascender”, dice. La “T” va segundo en la Zona Norte.

Cada habitante del Mundo Talleres tiene una historia. La de Arnaldo Sialle como DT del primer equipo ya tiene un año, que se cumplirá el miércoles. El 14 de noviembre de 2011, “Cacho” dirigía su primer entrenamiento en Talleres y modificaba para siempre su lugar en el planeta albiazul.

Su imagen era la del tipo que condujo a Guillermo Brown de Puerto Madryn al 5-1 sobre Talleres en la Boutique de barrio Jardín, el 24 de abril de 2010. Histórico para sus dirigidos (el plan de tres delanteros), porque así se encaminaron al ascenso; inédito también para Talleres, porque nunca lo habían goleado así y eso lo dejaba al borde de la eliminación del nonanogonal, principio de otro fracaso que se consumó, tiempo después.

Sialle era el gigante que, tras semejante gesta, se subió al colectivo modelo 1992, que manejaba el padre de un jugador de Brown, sin pestañear y se acostó en la cucheta para recorrer los 1.200 kilómetros de vuelta. Humilde, pero concreto, fue la imagen que le mostró a Talleres. Desde noviembre de 2011 el ex zaguero de Newell’s, de Central Córdoba y DT alterno de Dalcio Giovagnoli en Belgrano, cambió de lugar: asumió para ser quien debía conducir a Talleres al ascenso, aquello que se exige minuto a minuto.

Heredó el equipo de José María Bianco, quien hizo el 33 por ciento de los puntos. A un año de ese hecho, sumó el 53,8 por ciento, fue eliminado en Copa Argentina (ante Colón en Central), también en el Argentino A (fuera de la carrera del ascenso directo y luego de ir a una promoción) y actualmente va segundo en la Zona Norte, al cabo de la primera rueda. Futbolísticamente jugó a lo que pudo en el primer tramo y, luego, cuando la condición física se lo permitió (buen trabajo del PF Adrián Navarro, también DT), el plan fue más agresivo.

Puertas adentro convenció por su honestidad. Fue el que más duró en el Argentino A. “Juega el que mejor está”, dijo. La mayoría de los jugadores se lo reconocieron. Le dio la misma oportunidad a foráneos y a propios, como nunca antes pasó. También fue duro por igual. Supo sancionar a Favio Álvarez y a Lucas Farías porque llegaron tarde a una práctica y el reglamento interno se cumplió al pie de la letras. Hubo penas económicamente también para las expulsiones infantiles. “Carabajal es bueno. Pero no hay que hacerle creer que es Messi”, sentenció.

¿Lo mejor? La clasificación al undecagonal cuando nadie daba mucho y con un promedio de seis jugadores propios en el equipo titular. Consolidó a Carabajal y Leyes; rescató a Requena y Díaz; potenció a Nicolás Trulls, entre otros. Eso gravitó para que tuviera la chance de armar el plantel actual.

Sialle cultivó un perfil bajo, que pocas veces abandonó. “No podíamos levantar las piernas en el complemento”, supo decir tras un 1-1 con Central Norte. Se enojó con Marcelo Bonetto, cuando el entonces DT de Racing le dijo que la T no debía especular y respondió: “Yo no tengo ningún problema en arreglarlo donde sea y cómo sea ”.

Últimamente, se molestó con el 0-1 frente a Tiro, en el Kempes. “El equipo no apareció. Acá los depresivos se tienen que quedar en la casa. ¿Expulsiones? Son equivocaciones”, sentenció. Finalmente, tras el 1-1 en San Jorge, y las críticas del inversionista Ernesto Salum al equipo (“se viene jugando mal y damos ventaja... ¿Cómo se revierte? Hay que preguntarle al DT; jugadores hay), “Cacho” dijo: “Es un tema terminado. A ver… Yo no flaqueo. En algún momento me voy a ir de este club, pero antes vamos a ascender”. ¿Será? El equipo va segundo, tiene por delante la Copa Argentina y el torneo. El Mundo Talleres desea el ascenso (son dos y se definen en julio) y que también sea el año de Sialle.