Ante unas 53 mil personas, el conjunto albiazul celebró la llegada de su 99 aniversario. Con un partido amistoso ante Nacional y la bandera más grande del mundo, el Kempes fue una fiesta.

Fue una noche emocionante, altiva, de mucha euforia y alegría desbordante. Fue la noche en la que, en un Kempes abarrotado –unas 53 mil personas–, hinchas, simpatizantes y futuros socios de Talleres celebraron con una fiesta inolvidable el 99 aniversario de la fundación del club (12/10/1913), en la previa de lo que será, en un año, el centenario de la tradicional entidad.

Desde las pantallas del estadio irrumpieron imágenes de un pasado glorioso, que los memoriosos observaron con emoción. Las viejas fotos de Tomás Lawson, el primer presidente que nació de la fundación del club; el inigualable equipo de la década del ‘70; la figura bonachona y sonriente de Amadeo Nuccetelli y tantas otras secuencias que marcaron la parte más fructífera de la “T” y que ayer le dieron contexto a un festejo que quedará por siempre en la retina de la concurrencia.

La fiesta arrancó con la mención de glorias y ex jugadores, como “la Wanora” Romero, Humberto Bravo, “el Hacha” Ludueña, Julián Maidana, Carlos Guerini, “la Pepa” Reinaldi, Héctor Baley, Luis Galván, Ángel Bocanelli, y tantos más.

Minutos antes del arranque del partido se lanzaron fuegos de artificio y se vio disfrutar mucho de la fiesta a una persona que es, en buena medida, responsable de tanta felicidad: el juez de la quiebra. Saúl Silvestre volvió a llamar a la feligresía albiazul para que desde hoy se dé cita en la sede del club para iniciar al reempadronamiento de socios que culminará a mediados de 2014 con las elecciones. Hubo tiempo también para que el mítico “Paco” Cabasés continúe con la iniciativa de construir un monumento al hincha de Talleres.

Pero el punto fuerte de la fiesta fue el despliegue de la gigantesca bandera de 380 metros de largo por 47 de ancho que cubrió toda la popular Daniel Willington y la platea Roberto Gasparini, con la inscripción “Talleres, locura que enamora a mi ciudad”. Fue unos minutos después de que Cuatro al hilo hiciera explotar, a puro pogo, a la concurrencia más juvenil entonando “Yo a vos te sigo aunque vos vayas bien, yo a vos te sigo aunque vos vayas mal”.

El enorme lienzo diseñado por “Rody” Soria insumió el uso de 17.000 metros de tela y un costo de 280 mil pesos, que fue financiado por aportes del Fondo de Inversión Albiazul, Javier Pastore –quien no quiso hacerlo público– y dinero recaudado por La Fiel y la murga Delirio Albiazul.

Ese telón, antes de ser trasladado a la Boutique para ser extendido, descansó en los galpones de la ex Coca Cola en la avenida Castro Barros. Fue un secreto que se mantuvo bajo siete llaves y que se develó anoche. Y deslumbró, junto a los fuegos artificiales que iluminaron el cielo en simultáneo desde el Kempes, la Plaza San Martín y barrio Jardín, a los hinchas que iniciaron, felices, el camino hacia el centenario.