Riaño acordó su llegada a San Martín de San Juan y refrenda su agradecimiento a Talleres y a la gente. “Tengo la tranquilidad de haber dejado todo en cada partido”, expresó, como consuelo por el ascenso que no se dio.

Un tanto maratónicos fueron los primeros tres años de profesional de Claudio Riaño en el fútbol. Primero dejó Lasallano, de la Liga Cordobesa de Fútbol, para sumarse a Racing, después del libro de pase, como jugador libre. Convirtió tres goles en “la Academia”, era el quinto delantero y en busca de lugar, privilegiadamente se sumó a Talleres, donde era cuarta opción, detrás de Lisandro Sacripanti, Adrián Aranda y Damián Solferino, que compulsaban a fuerza de goles todos los partidos para se titulares. Pero en silencio, el “Tanque” se fue haciendo espacio, a fuerza de goles y terminó siendo titular. Acumuló 28 goles (11 el primer año, 15 el segundo, dos en Copa Argentina) y ya hay lamentos por su partida a San Martín de San Juan. Por más que un grupo externo al Fondo de Inversión erogó 150 mil dólares por la mitad de su ficha, imposible fue retenerlo en el Albiazul. “Todo se me dio muy rápido, soy un privilegiado del fútbol. No me olvido que todo me costó sacrificio, esfuerzo y dedicación. La posibilidad de jugar en el fútbol grande es un anhelo que siempre tuve y por eso es difícil decir que no. Pero me llevo los mejores recuerdos de mi paso por Talleres, y espero volver en un futuro”, acotó el atacante de 21 años.

- ¿Cómo pensás que puede tomar la gente tu salida?
- Espero que lo tomen bien, porque tengo la tranquilidad de haber dejado todo en cada partido, creo que no tenemos reproches. Yo tuve un gran trato en este club, tanto la dirigencia como la hinchada me brindó cariño siempre. Dejamos hasta la última gota de sudor. Jugar en Primera es una posibilidad que no puedo desperdiciar.

- ¿Qué le faltó a Talleres para ascender?
- Me queda esa espina de no poder haber logrado el objetivo. Una pena porque a los equipos que estaban abajo nuestro no les pudimos ganar. Perdimos muchos puntos en casa, que no debimos haber resignado y lo pagamos. Sufrimos la falta de regularidad y solidez. Encima de todo, a los que estaban arriba nuestro, les ganamos y empatamos. Incuso a Douglas Haig, que terminó ascendiendo.

- ¿En qué aspectos Talleres fue una formación para vos?
- En todos, en el humano, en la cancha también, porque tuve grandes compañeros, que me enseñaron a moverme. Siempre trato de imitar lo que hacen, para jugar de espaldas al arco, como hacía con “Sacha” (Sáez). Y sobre todo, saqué experiencia en jugar en un club con tanta presión, tanta hinchada, que me ayudó a formar carácter y a tener más personalidad.

- ¿Qué momento te llevás del recuerdo?
- Todos, sobre todo, el hecho de ser acompañado partido a partido por 25 mil personas. No me olvido de la ovación que me brindó la gente ante Central Córdoba de Santiago del Estero, que corearon mi nombre. Fue la mejor sensación de mi vida. Sé que volveré algún día. No me olvido de mi primer gol ante Desamparados. Son momentos únicos e inolvidables.

La única compra del Fondo de Inversión fue Damián Solferino, hoy en San Telmo, de la B Metropolitana, en 50 mil dólares el 25 por ciento del pase. Riaño fue adquirido por aportantes externos privados, 150 mil dólares la mitad de su ficha.