El flamante entrenador antoniano mostró su sello, metió mano en el santo e irá con cuatro cambios el domingo ante Talleres.

De movida nomás, como carta de presentación, el flamante entrenador de Juventud Antoniana, Iván Delfino, empezó a marcar distancia de su antecesor Adrián Cuadrado y empezó a imprimirle su sello al equipo, y también a la metodología de trabajo.

El nuevo DT del santo puso manos a la obra, sabiendo que cuenta con un escaso margen de preparación de cara a la vital parada que tendrá el equipo salteño el próximo domingo, cuando reciba a las 20 a Talleres de Córdoba con el arbitraje del juez mendocino Alejandro Arco.

Y no solo mostró Delfino su pulso enérgico al empezar a hacer un culto de los trabajos a puerta cerrada, ya que el santo realizó ayer por la tarde su habitual práctica futbolística en un mundialista con candado y lejos de la presencia de curiosos, extraños y periodistas, dejando en claro que la actividad de hoy también será vedada a los ojos de terceros; sino que el nuevo estratega antoniano tampoco tuvo empachos en cambiar nombres y en darle su sello distintivo a la fisonomía del nuevo equipo.

Si bien mantuvo el mismo esquema que el DT saliente (4-4-2), esta vez paró en cancha un equipo con enmiendas, y la principal novedad en este sentido tiene que ver con Mariano Aldecoa, quien arribó para este tramo del torneo como refuerzo y en esta ocasión tendrá su primera vez como titular en reemplazo del suspendido Claudio Acosta, en el sector derecho del mediocampo. Además, Marcelo Barreña retornará en la zaga central en lugar de Guillermo Báez, de floja producción en la derrota en San Francisco. Como si fuera poco, Delfino reubicó a Jorge Peirone en su habitual puesto de lateral derecho y alistó a su cañonero preferido: Héctor Alvarez, para relevar a Enzo Maidana en la delantera.