El golero de Talleres cuenta sus experiencias, cuando estuvo por irse de Talleres, su lucha como suplente y la emoción por el apoyo de su abuelo fallecido, quien era hincha de ¡Belgrano!

Muchas veces los goles que se evitan son iguales de importantes que los que se marcan en arco contrario. Ingrata sensación las que tiene que pasar el arquero. Más allá de que la goleada en Sunchales no hizo peligrar la derrota, Leandro Requena se jugaba una patriada personal, y con todo lo que significa ser suplente. Esta vez, fue titular, pero no por suplantar a un lesionado o por sanción, sino por cuestiones deportivas. El examen era doble y cumplió con creces. “Uno siempre busca tener continuidad, no siempre se da, y ahora quiero ser más regular. Es un momento difícil que no nos permite disfrutar del todo, por la complicada situación de Talleres. Me llamaron y me felicitaron amigos y familiares, esto me da motivación”, contó Requena, aquel pibe que desde los 8 años está en la cantera de barrio Jardín y era delantero, hasta que después los entrenadores Pablo Gibelli y Gustavo Coleoni le pusieron guantes y lo transformaron en golero. Y no se equivocaron.

- A la salida del vestuario, le dedicaste el triunfo a tu abuelo. ¿De quién era hincha?
- No me vas a creer. Era de River y de... ¡Belgrano! En los partidos siempre nos cargábamos y con apuestas, pero siempre me apoyó. Me iba a ver cuando jugaba en el torneo local, como que en ese momento dejaba de lado la camiseta y me alentaba, como un hincha más. Yo debuté en 2007, contra San Martín de Tucumán, y él había fallecido unos meses antes, no me pudo ver jugar en Primera. Y ahora desde el cielo sé que me está dando una mano.

- Fue tu primer partido fuera de casa, te vas a tener que acostumbrar a los insultos detrás del alambrado...
- (Risas) Sin duda pero estoy curado con eso, en la Liga Cordobesa también a los arqueros le hacen la vida imposible. El Argentino A es un campeonato muy duro, donde no se protege mucho al visitante. Es parte del oficio, si queremos ascender, tenemos que sobreponernos a todo esto.

- A principio de temporada, estuviste a punto de irte...
- Sí, quería un cambio de aire, tener continuidad y en eso quiero destacar a Rodrigo Escribano, quien me habló para que no me vaya y la siguiera peleando. En realidad se los dedico a los directivos, que reciben muchas más puteadas que nosotros, y somos los jugadores los que entramos a la cancha. No me olvido de ese apoyo.

- ¿Qué cambió Talleres?
- La actitud. Levantamos la imagen del partido ante Gimnasia y Tiro. Hicimos mucha autocrítica, pasamos una semana muy dura, por todo lo que se habló. Vamos paso a paso, todavía no conseguimos nada.