La "T" lució desordenado en el fondo y no tuvo profundidad del medio hacia adelante. La gente silbó al equipo.

Desordenado. Talleres tuvo muchos inconvenientes para acomodarse en la cancha, tanto que fue notorio la manera en que su línea defensiva dio todo tipo de ventajas.

La defensa de tres implica colocar un líbero y dos stoppers, pero el equipo cordobés nunca la pudo conformar; porque Ledesma se hizo expulsar a los 9 minutos del primer tiempo; porque Rezzónico se dejó ganar por el ímpetu y sus ganas de jugar y nunca estuvo bien ubicado; y porque Pomba y Romat se equivocaron feo en el segundo tiempo y permitieron al rival marcar.

Del medio para arriba igual. Tampoco fue una jornada afortunada para los del medio y los de arriba, porque cuando el equipo tuvo la pelota, la trasladó sin criterio y sin profundidad, en especial en el segundo tiempo, cuando fue marcada la falta de profundidad y la carencia de ideas para lograr quebrar a un rival que aguantó y esperó sus momentos para quedarse con el triunfo.

No sos vos, soy yo. ¿Quién tiene la culpa? La gente se las agarró con casi todos y silbó feo al “1”, a Erroz y a Romat.

Pero es como que todos son culpables de los errores y cada uno deberá encontrarle las razones en el juego individual y en el colectivo.

Otra vez le hicieron un par de goles por arriba a Etulain, nuevamente perdió las marcas en el medio y otra vez se quedó sin nada por fallas propias más que por aciertos del rival.