Debe y haber de la T. Bianco debe repensar nombres y puestos para un esquema tan rígido como el 4-4-2.

Se sabe que los comienzos de los torneos son apenas una muestra lejana de lo que puede pasar. Hay que desandar un camino para encontrar el equipo base. La construcción del grupo en el vestuario, seguramente, dará un plus extra que termine en moldear el estilo y el temple de un equipo. Pero al técnico José María Bianco le han quedado muchas anotaciones en su cuaderno para tachar, borrar y reescribir.

Talleres empató 1-1 con tibieza en un Kempes ocupado con una masa superlativa para la categoría, ante un Libertad de Sunchales casi frío, sin demasiadas estridencias y entregado a jugarle casi de réplica. Con poco logró empatarle a la T y, con poco, también el Albiazul había hecho la diferencia.

Michael Etulain es un arquero que está “a prueba” para la aprobación del hincha y logró conjurar un par de tiros de riesgo. Pudo haber tenido algunos quedos en las pelotas aéreas y algunas dudas leves dejaron su participación en stand by para el hincha.

El esquema de cuatro-cuatro tiene características que requieren de un juego rico por las bandas. Y Talleres tuvo anemia en ese sentido. Y, si los laterales del fondo se proyectaban, por el flanco izquierdo el que más padecía era Walter Ledesma. Tiene dos centrales (Precone y Pomba) que pueden asentarse de manera muy interesante y Romat es un buen lateral derecho. Vale la intención de salir jugando y de no regalar pelotazos a cualquier parte.

En el mediocampo parece que la cosa se desdibuja un poco. No hay sociedad por el momento entre Diego Erroz y Nery Leyes por el centro y Lucas Farías (por izquierda) no siente esa función. El ex Sportivo Belgrano se siente más delantero, pero está obligado a retroceder siempre. Ahí tiene un llamado de atención el técnico. Delimitar entre Ramiro Pereyra y Román Strada si realmente hay una alternativa o, consolidar de otra manera a los centrales para que los que van por afuera puedan soltarse sin problemas. Emiliano Pérez, por la derecha, fue lo más saludable y parejo del mediocampo. Claro, el problema con el que se encuentra el volante es la descarga. Eso de tocar y picar para la devolución. O la de entenderse mejor con Romat si es que el 4 sale disparado por la derecha. Pero lo de Pérez puede decirse que fue lo más regular. En el caso de los delanteros, Sáez y Riaño, seguramente, pueden dar qué hablar. Tienen esa manera de jugar con la naturalidad de que cuando uno va por adentro, el otro va por afuera. La brecha entre los puntas y los volantes ha sido grande. Bianco, por ello, ya probó con Agustín Díaz (casi doble cinco), Pereyra y Strada. Sabe que por allí debe torcer el rumbo.

¿Ya es momento de meter cambios? El Chaucha sabe que algo hay que corregir.