Más de 500 personas asistieron al acto en el que designó con el nombre del ídolo de Talleres la popular norte del estadio Mario Kempes.

Faseó Daniel Alberto Willington. No pudo más. “¿Qué querés que haga cara de bombita? Si me tiemblan las piernas. Sé que no puedo fumar por ‘el bobo’. Pero la emoción es mucha. Si los homenajes siempre son post morten”, se sinceró ante Mundo D, que lo había pescado infraganti.

Es que fue grande la emoción del ídolo de Talleres cuando vio a cerca de 700 hinchas albiazules que se habían dado cita en el renovado Estadio Mario Alberto Kempes, ese que fue inaugurado el 16 de mayo de 1977 en aquel combinado de la Liga local que él integró y que perdió con la selección argentina que sería campeona del mundo en 1978. El único partido que jugó allí.

Ahí estaba “el Daniel de los estadios”, el apodo que le dio el título de una crónica que escribió el inolvidable periodista Nilo Neder para retratar la adhesión que despertó su fútbol en todos las canchas que pisó.

“El Loco” Daniel, también apodado “el Exorcista”, una elemental descripción que realizó el genial Roberto Fontanarrosa cuando “el Daniel”, conductor brillante del Vélez Sársfield campeón de 1968 enfrentó a su amado Rosario Central, y él bajó una pelota que parecía endemoniada para habilitar a un compañero.

El mismo que ayer caminaba por la pista de atletismo rumbo al pie de la popular norte ahora renovada con capacidad para 10.500 espectadores sentados. Iba lento el nacido hace 68 años en Guadalupe (Santa Fe), pero cordobés por adopción. Como esa vez que como director técnico condujo a “la T” a primera en 1994 junto con José Trignani. Como tratando de no emocionarse tanto.

Todo era muy fuerte. La nostalgia de aquellos goles, de grandes equipos con Talleres y Vélez. De esos 11 juegos en la selección argentina. Y de los afectos. Los presentes, como su esposa Ana y sus hijos Mónica, Walter y Esteban –Javier, el cuarto, no pudo llegar– y los nietos. Y también los ausentes. Papá “Toro” Atilio, que partió hace poco para encontrarse con Humberto “Cacho” Taborda, su compadre, que se fue hace varios años. Nombres ilustres también del Mundo Talleres. Del inmenso Mundo Talleres. Faseó de nuevo Willington y también largó una lágrima.

Ceremonia. El ex delantero y DT de Talleres y Vélez volvió en sí. Vio a los hinchas y dijo: “No sé qué hacen tantos jóvenes. Algunos ni habían nacido cuando jugaba. Les habrán contado. Habrán visto algunos videos”.

Y es que se vivió un raro fenómeno de identificación. De la mayoría presente que no lo vio y la minoría de ex jugadores (Antonio del Río, José Pedacchia, Néstor Massetani, Juan Manuel Ramos, José María Suárez), dirigentes y periodistas contemporáneos del “Daniel” (Raúl Galíndez, Emilio M. Salas, Ramón Gómez y Juan Rodríguez Brizuela).

Cosas del Mundo Talleres y de sus habitantes. Que a veces no tienen límites. Llegaron temprano e impulsados por la barra brava La Fiel ingresaron a la popular todo tipo de banderas. Hasta una gigantesca que llegó a cubrir casi la mitad de la popular. Willington se detuvo al pie de la mole de cemento y allí esperó a las autoridades provinciales.

Minutos después llegaron el gobernador Juan Schiaretti; Héctor Campana (“¿podríamos ponerle a alguna tribuna el nombre de algún jugador de Atenas?”, sugirió el vicegobernador); Medardo Ligorria, de la Agencia Córdoba Deportes. La periodista Gabriela Parola presentó a Schiaretti y se sintieron algunos silbidos.

Varios hinchas le recordaron que en la inauguración de la tribuna sur (“Luifa”Artime), pidió que toda Córdoba “sea de Belgrano en la promoción”, más allá de que el rival sea River, club del cual es hincha junto a Racing de Nueva Italia.“Es la tribuna de la hinchada de Talleres. La verdad es que es muy bueno que hayan puesto las banderas. ¿Qué decir del Daniel? Es un prócer. El homenaje a él y a Miguel Romero, Valencia, Alderete, Ludueña, Comelles... Pero si hay alguno que es reconocido es Daniel Willington”, fueron las palabras de Schiaretti, quien felicitó a La Voz del Interior por la encuesta que determinó los nombres de referentes del fútbol de córdoba para cada tribuna del Kempes.

Al “Loco” le llegó el micrófono y se puso cuerdo. “Es más fácil jugar al fútbol que estar delante de un micrófono. No esperaba tanta gente. Es una gran alegría que le pongan a una tribuna el nombre de uno y el de todos los que jugaron en Talleres. Que la cuiden. No hablo más porque no sé qué me puede pasar”, fue su discurso.

Una ovación acompañó sus palabras y Schiaretti quiso madrugarlo al decirle: “Cuando le pongamos el techo a las cabeceras, tras la Copa América, haremos un Talleres-Belgrano”. Willington, inefable y ácido, respondió: “Esperá que nos armemos. Si no vamos a dar vergüenza. Ja”. Y tras las carcajadas, Daniel cerró con una revelación. “Juan, diga la verdad. Yo le pedí que le pusieran mi nombre al buffet y no a la tribuna”.

“El Loco”, ocurrente. Como cuando jugaba o dirigía. Como siempre. Ahora, con tribuna a su nombre.