En Sunchales, la "T" superó 2-1 al local. Debía marcar dos goles más para revertir el 0-2 de la ida y pasar a la cuarta fase. Jugará la próxima temporada en el Argentino A.

A la luz de lo que sucedió ayer en Sunchales, se busca quien pueda explicar que pasó con Talleres en el nonagonal. Si bajo presión, con la necesidad de hacer tres goles para pasar de fase y con los nervios a mil, logró hacer un partido digno, ganarlo y exhibir la determinación y convicción que no tuvo en los partidos del reducido, queda la sensación de que el final de su historia pudo haber sido otro y no la eliminación del torneo.

Como no lo pudieron explicar los jugadores ni Coleoni quedará en cada hincha albiazul conjeturar sobre los motivos. Lo cierto es que en la lluviosa tarde de Sunchales Talleres mostró otra cara, esa que todos le rogaron a gritos que exhibiera antes y que se quedó guardada en el secreto del vestuario.

No cortó con esa inercia de 1-1 que caracterizó su participación en el nonagonal: a cada error defensivo, un gol. Pero esta vez se sobrepuso al empate parcial de Libertad, marcar el segundo gol y abrió la ilusión de que hacer los dos que le faltaban era posible. De hecho, un tiro en el palo de Cosaro, el remate de Solferino en el travesaño y la doble tapada de Baigorria a los remates de Álvarez y de Francés, demostraron que tenía con qué.

Aún con errores, Talleres tuvo decisión y confianza para mirar el arco del frente. Y no lo hizo a puro pelotazo y centro a la cabeza de nadie, como sucedió en casi todo el nonagonal. Resulta que con las cartas echadas y con la soga al cuello, Talleres demostró que podía jugar un poco más y que con ese poquito le hubiera alcanzado para avanzar a otras instancias.

Pero parece que también en el fútbol los hombres son hijos del rigor y de la necesidad. Sólo con la guillotina pendiendo sobre su cabeza, el equipo de Coleoni reaccionó. Tenía una misión imposible por delante, pero lo intentó y quedó al borde de una hazaña que no finalmente no llegó.

Al menos, quedó como saldo positivo el afianzamiento de los jugadores del club. Sobre ese cimiento habrá que construir un edificio más sólido que el que se derrumbó ayer.