Miguel Monay destacó el honor que le genera llevar la cinta. “Es un orgullo enorme”, confesó.

Miguel Monay no puede ocultar satisfacción por su presente y también por el de Talleres. Ante Sportivo Belgrano, fue una de las figuras y como frutilla del postre, el entrenador Héctor Arzubialde le otorgó la cinta de capitán: “Para mí eso representa un orgullo enorme. Sobre todo porque me tocó remarla. Arranque de suplente y me fui ganando un lugar. Todo esfuerzo tiene su premio. Y encima, el equipo marcha puntero, tomamos distancia de los otros equipos y eso nos permite disfrutar un poco”, contó Monay a LA MAÑANA. De todas maneras, admitió que el equipo no brilló como otras oportunidades. “Fuimos inteligentes, porque Sportivo nos quitó la pelota, pero lo ganamos con oficio. Ganamos por ser oportunos. Hay mucho por jugar, no tenemos que confiarnos”. Sobre su bautismo con la cinta de capitán, confesó que “en la Copa Córdoba, cuando suplanté a (Walter) Ribonetto, me dio la cinta pero me lesioné rápido y no la disfrute. En 9 de Julio de Rafaela y Ben Hur fui capitán, pero en Talleres, cuando Arzubialde me asignó, me generó sensaciones extrañas, porque representa una responsabilidad importante”, explicó Monay.

¿Cómo le fue como capitán? Según su criterio: “La verdad, por momentos me indigné. Tenía bronca e impotencia, porque el árbitro no aplicó el mismo rigor a la hora de amonestar. A nosotros nos expulsó a (Emiliano) Gianunzio y nos llenó de amarillas. Y encima, cuando le iba a hablar, me sobraba, me tomaba el pelo y no es así. Creo que hice las cosas bien”.