Encabezado por Ernesto Salum, titular de la Fundación Azul y Blanco, y por el fideicomisario Walter Ruferer, 19 personas llegaron sobre la hora a Tres Arroyos en un vuelo charter. El otro fideicomisario de la quiebra de Talleres, Gustavo Eluani, había llegado un día antes a la ciudad del sur bonaerense. Consumada la eliminación, la sensación de fastidio y frustración fue el semblante general. Algunos incluso lloraron, y otros buscaban darse aliento con palmadas en los hombros.

Respecto a la continuidad del apoyo al proceso, Salum expresó que “es una categoría deficitaria, pero el respaldo de la Fundación continuará. Antes hay que sentarse a charlar, y diagramar una nueva estructura económica. Así podremos solventar las erogaciones. Ya tenemos una idea”. “Por supuesto que necesitamos la autorización del juez para poder plasmarla. La intención es que no se llame a licitación, la gente de Talleres demostró que está en condiciones de ayudar y aportar”, agregó.

De esta manera, se despejaron las incógnitas al respecto de la continuidad de la ayuda de parte de la Fundación. De todas maneras, el juez Saúl Silvestre debe resolver como sigue Talleres. Silvestre ya dijo que no está de acuerdo con el gerenciamiento.

Otro paso importante es definir los jugadores que seguirán en el plantel albiazul, principalmente porque no habrá actividad hasta agosto próximo. Quieren mantener a Miguel Monay, Matías Giordano y Damián Solferino como prioridad. También es intención retener al entrenador Andrés Rebottaro.