Guillermo Cosaro reconoció que todos los equipos le juegan a “muerte” a los albiazules. Habló con LA MAÑANA de sus inicios, la experiencia en Saint Etienne y de sus espejos deportivos.

Cuando recibió el llamado de LA MAÑANA, el defensor Guillermo Cosaro, autor del gol del triunfo ante Juventud Antoniana el último domingo, estaba descansando en el departamento que comparte con Nery Leyes y Renzo Grasso, sus compañeros del club. Con 21 años recién cumplidos, el zaguero nacido en Laboulaye admite felicidad por el momento, aunque se autoimpone evitar la confianza. “Desde que llegué a Talleres, es la primera vez que logré la regularidad necesaria. Por suerte, siento la confianza de todos pero no debo relajarme, este torneo no te perdona. No soy indiscutido”, confesó el defensor albiazul.

Cosaro llegó a barrio Jardín a los 16 años, con un breve paso previo en la Agencia Córdoba Deportes, donde practicó casi un año a las órdenes de Pascual Noriega. Como empezó a sobresalir en la Quinta categoría de AFA, tuvo un premio: en aquel entonces, la gerenciadora de Ateliers lo llevó tres semanas a un campus de prueba en Saint Etienne de Francia (ex socio en la concesión) y Villarreal de España, junto a Julio Buffarini, Javier Pastore, Matías Julio y Roberto Moreira Aldana. “Fue una experiencia fabulosa -contó Cosaro-. “En el nivel, estábamos parejo con los chicos de allá. Me ilusioné mucho la verdad, pero al final no hubo acuerdo para quedarse. Eso fue un bajón”, admitió el zaguero, quien lleva anotados dos goles, sumando al convertido ante Racing.

-¿Te sentís cómodo de lateral y de stopper?
-En las inferiores siempre jugué de volante central. Pero como me lesioné en la rodilla y tenía tantas ganas de volver, no me recuperé del todo. Para no exigirme tanto, me metieron de zaguero y no cambié más de posición. Pero de lateral de a poco me voy acomodando.

-¿Quiénes son tus referentes?
-A nivel mundial, miraba mucho a (Roberto) Ayala. Creo que fue el mejor. Me gusta también Julio Cáceres, en su primer año en Boca sobre todo. Y en las prácticas, trato de imitar lo que hace (Federico) Lussenhoff.

-¿Es difícil el Argentino A?
-Todos los delanteros tienen sus mañas, con mucho oficio y me tuve que acostumbrar un poco. Encima, los arbitrajes no ayudan mucho. ¿La cancha más difícil? Todas son complicadas, pero la de Maipú de Mendoza fue jodida, nos putearon de lo lindo, es que a Talleres todos le tienen envidia (risas).

-¿Cuál es tu sueño?
-Trato de tener siempre mi estilo. Quiero cumplir el objetivo de ascender con Talleres, para empezar. Después ojalá se haga camino al andar.

“Después del gol, me llegó una catarata de mensajes de texto, de mis amigos y de la familia. Tengo una barra propia en Laboulaye, me dan la fuerza anímica suficiente para salir a ganar”. Guillermo Cosaro